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jueves, 30 de julio de 2015

Εὐριπίδης- Eurípides (480-406 a.C.)

   era sólo quince años menor que Sófocles, pero ya pertenecía a otra generación completamente distinta. La crítica que realizaba la sofística de las ideas tradicionalmente admitidas en Atenas había revolucionado por completo el ambiente social y político y Eurípides se muestra escéptico y crítico, aunque en su tragedia tardía titulada Bacantes parezca subrayar que también hay que tener en cuenta lo irracional del ser humano. A diferencia de Esquilo y Sófocles, Eurípides no creía en la religión tradicional, y tenía a los dioses olímpicos por poderes ciegos e irracionales de la naturaleza, muchas veces destructora y mortal. Centraba su interés en los seres humanos y su mayor aportación al drama consiste en su amplia visión y agudo conocimiento de los hombres y las mujeres. Era un psicólogo que no se detenía ante límite alguno y no quiso encerrarse en los sentimientos de los grandes personajes, sino que buscó sus temas en personajes hasta entonces desdeñados u olvidados, por lo que están más cerca de nosotros que los héroes de los otros trágicos. Su corazón era sensible, y la compasión domina su arte. Se le ha llamado el trágico de las pasiones y fue el primero en representar el amor en el teatro.


            Eurípides escribió unas noventa y dos piezas, de las que conservamos diecisiete tragedias (Alcestis, Medea, Hipólito, Hécuba, Andrómaca, Heraclidas, Suplicantes, Heracles, Troyanas, Helena, Ifigenía entre los Tauros, Ión, Fenicias, Orestes, Ifigenía en Áulide yBacantes), un drama satírico (El Cíclope) y una obra de autenticidad muy discutida (Reso). La selección de época de los Antoninos abarcaba, según A. Lesky, Alcestis, Andrómaca, Hécuba, Hipólito, Medea, Orestes, (Reso), Troyanas, Fenicias y, quizá, Bacantes.


            En Alcestis, la joven esposa del rey Admeto accede a morir a cambio de que siga con vida su marido, a quien ha venido a buscar la Muerte, ya que los ancianos padres de aquél no están dispuestos a entregar su vida por la de su hijo. Alcestis únicamente pide a Admeto que no dé madrastra a sus hijos. Cuando Admeto está llorando la pérdida de su esposa, vencido por la soledad, llega como huésped al palacio su amigo Heracles, quien, enterado de lo sucedido, se dirige a la tumba, lucha con la Muerte y la obliga a soltar a su presa, que es conducida de nuevo junto al palacio junto a Admeto, quien recupera la felicidad.


             Medea muestra los efectos destructivos del amor y los celos: la protagonista es repudiada por su esposo, Jasón, a quien en tiempos ella había ayudado a conseguir el Vellocino de Oro en las lejanas tierras de la Cólquide. Jasón ha decidido que es más ventajoso para él casarse con la hija de Creonte, rey de Corinto, la ciudad en donde viven, y Creonte ha dictado orden de destierro para Medea y sus hijos. Ella consigue un único día de aplazamiento en el que llevará a cabo su venganza contra Jasón: por medio de los niños envía regalos que envenenan al tocarlos a la joven Glauce, causando su muerte y la de Creonte cuando acude a socorrerla, y, a continuación, mata a sus propios hijos, por más que los ame tiernamente, privando de esta forma a Jasón de descendencia presente y futura, antes de acusarle de ser el culpable de todo y huir hacia Atenas en un carro alado.


Alcestis



 Medea



Hécuba




Εὐριπίδης Eurípides (480-406 a.C.)





Hipólito



Andrómaca




Heracles





Heraclidas



Suplicantes




Troyanas


Helena y Menelao




Escena de Ifigenia en Táuride, en la decoración del triclinio de la Casa de los Vettii en Pompeya.

El pugilato en la antigüedad

La primera referencia escrita sobre el pugilismo —πυγμαχία, pygmakía: lucha de puños— de que se dispone data del siglo ocho antes de Cristo, y se debe al poema homérico de laIlíada (XXXIII, 651-699), en traducción del poeta Rubén Bonifaz Nuño, a partir del 683, en que se narra la lucha entre Epeo y Euríalo:
Primero le presentó el cinturón, y enseguida le donó bien cortadas correas de toro salvaje. Y ambos, en ciñéndose, fueron a mitad de la liza, y en alzando al frente las robustas manos a una, arremetieron, y se les mezclaron, pesadas, las manos. Terrible estruendo de quijadas se hizo, y corría el sudor doquier de sus miembros; y se alzó Epeo divino, y la mejilla, al que en torno miraba, golpeó, y ya no mucho se sostuvo, pues se le rindieron los miembros preclaros. Como cuando un pez es volteado, al hincharse el mar bajo el Bóreas, en la orilla cubierta de algas, y lo envolvió una gran ola, así él se volteó al ser tundido. Empero, el magnánimo Epeo lo alzó, asido en sus manos, y sus compañeros, cercándolo, lo guiaron, arrastrando él los pies, a través de la liza, sangre densa escupiendo, echando a un lado la testa, y guiándolo desvanecido, lo pusieron entre ellos, y ellos mismos, en yéndose, la copa doble cuidaron.

La tradición apunta que esta práctica se introdujo en el programa de los Juegos Olímpicos en el año 688 a.C. —la primera Olimpiada se sitúa históricamente en el 776, aunque hay elementos que señalan un origen anterior—, siendo Onomastos de Esmirna el campeón inaugural, y a quien se atribuye su reglamento básico: la prohibición de abrazar, rasguñar y morder. Si alguien violaba dichas reglas, un oficial blandía a la distancia una larga vara bifurcada para fustigar al infractor.
 
Al tratarse de un evento sin límite de tiempo establecido, el pugilato era una actividad extenuante en que los contrincantes terminaban seriamente lastimados, después de combatir incluso durante un día entero. El resultado dependía de la rendición —levantando el dedo índice— o la pérdida de sentido —cuando no la muerte— de uno de los participantes: refiere un proverbio griego que “una victoria de pugilato sólo se logra con sangre”.
Al igual que el pancracio, el pugilato se llevaba a cabo sobre una skamma, superficie de tierra batida cuya dimensión determinaban los jueces.
  
Los hymantes, correas de cuero curtido de cuatro metros de longitud, fungían como precursor de los guantes. Cada púgil decidía su uso: unos se envolvían las manos, otros los nudillos, e incluso algunos otros peleaban sólo con una mano enrollada tal como lo muestra el fresco de los Niños boxeadores, hallado en Thera: Santorini.
Los púgiles combatían desnudos. Esparcían sobre su cuerpo una delgada capa de arena, una vez que se habían untado con aceite.
En el siglo IV a. C. los griegos desarrollaron unos guantes con mayor dureza exterior, pero acolchonados en el interior, a los que llamaron sphairai o episphairai, empleados originalmente para entrenar, y que después usaron en el combate. El entrenamiento se llevaba a partir del golpeo de korykos, sacos llenos de arena, mijo o harina.

 
En la época romana, los pugilistas, quienes ya usaban calzoncillo, se enrollaban correas de piel en las manos, a las cuales se les denominaba “hormigas” —Lucilio alude a ellas en el epigrama 78 del Libro XI de la Antología Palatina— por las dolorosas picaduras que causaban, y le incorporaron piezas de metal. A este modelo se le llamó caestus.
El historiador Dion Crisóstomo, en sus Discursos 28 y 29, elogió al púgil Melankómas —con quien el emperador Tito sostuvo una escandalosa relación, según Temistio.


Los epigramas pugilísticos de la Antología Palatina

El epigrama es una forma que surgió en Grecia y cuya esencia se manifiesta en su etimología: inscripción. Originalmente se trataba de epitafios, inscripciones sepulcrales que se grababan en piedra. El escritor hispanorromano, Marco Valerio Marcial, consolidó el género en la Antigua Roma.
Como otros epigramas dedicados a atletas que figuran en el libro XI de la Antología Palatina, estos textos sobre pugilistas, que van del 75 al 81 —el único que no traduje fue el 78, dedicado a Apolófanes por considerarlo soso y que requeriría de más notas explicativas que superarían en extensión al poema mismo—, son parodias de las fórmulas e inscripciones agonísticas —es decir aquellas dedicadas a los certámenes, luchas y juegos públicos—, donde se exaltaban las cualidades de los vencedores. Las asociaciones atléticas solían erigir dichas estatuas —el geógrafo e historiador griego, Pausanias, ofrece una descripción de las estatuas dedicadas a los atletas en el Libro VI de su Descripción de Grecia. La efectividad de estos “epitafios imaginarios” estriba en que en vez de enumerar sus triunfos, se repasan sus fracasos y pérdidas.


Lucilio
Algunas hipótesis identifican a nuestro autor con el destinatario de las Cartas de Lucio Anneo Séneca, y otras con el gramático Lucilo de Tarra. Lo cierto es que la información más fidedigna es la que ofrecen sus propios epigramas, de los cuales se infiere que vivió en la época de Nerón —siglo I d.C.—, y que era uno de los muchos graeculi —término peyorativo, acuñado por el orador Cicerón, para los griegos que buscaban dinero y protección de las clases pudientes romanas, ofreciendo sus servicios como instructores de poesía y filosofía— a los que favoreció el emperador.
Si bien Lucilio exagera los rasgos de los personajes y sus acciones, prestando atención a los detalles pueden extraerse elementos cotidianos de la sociedad de su tiempo.

  Epigramas pugilísticos de Lucilio 75. 



οὗτος ὁ νῦν τοιοῦτος Ὀλυμπικὸς εἶχε, Σεβαστέ, ῥῖνα, γένειον, ὀφρῦν, ὠτάρια, βλέφαρα: εἶτ᾽ ἀπογραψάμενος πύκτης ἀπολώλεκε πάντα, ὥστ᾽ ἐκ τῶν πατρικῶν μηδὲ λαβεῖν τὸ μέρος: εἰκόνιον γὰρ ἀδελφὸς ἔχων προενήνοχεν αὐτοῦ, καὶ κέκριτ᾽ ἀλλότριος, μηδὲν ὅμοιον ἔχων.   
75. [A Olímpico] Éste que ahora ves como Olímpico, Augusto, tenía nariz, mentón, cejas, orejitas, párpados: después se inscribió en el pugilato, y lo perdió todo, de modo que no pudo hacerse de su parte de herencia. Así pues, su hermano presentó un retrato suyo como prueba, y los jueces fallaron que era un extraño que ni siquiera se parecía.  
  76. ῥύγχος ἔχων τοιοῦτον, Ὀλυμπικέ, μήτ᾽ ἐπὶ κρήνην ἔλθῃς, μήτ᾽ ἐνόρα πρός τι διαυγὲς ὕδωρ. καὶ σὺ γάρ, ὡς Νάρκισσος, ἰδὼν τὸ πρόσωπον ἐναργές, τεθνήξῃ, μισῶν σαυτὸν ἕως θανάτου,   
76. [A Olímpico] Con semejante hocico, Olímpico, no te puedes dirigir hacia la fuente, ni allegarte cerca del agua diáfana. También tú, sin duda, como Narciso, al ver tu rostro real, sucumbirás, odiándote a ti mismo hasta la muerte.   
77. εἰκοσέτους σωθέντος Ὀδυσσέος εἰς τὰ πατρῷα ἔγνω τὴν μορφὴν Ἄργος ἰδὼν ὁ κύων: ἀλλὰ σὺ πυκτεύσας, Στρατοφῶν, ἐπὶ τέσσαρας ὥρας, οὐ κυσὶν ἄγνωστος, τῇ δὲ πόλει γέγονας. ἢν ἐθέλῃς τὸ πρόσωπον ἰδεῖν ἐς ἔσοπτρον ἑαυτοῦ, ‘οὐκ εἰμὶ Στρατοφῶν’, αὐτὸς ἐρεῖς ὀμόσας.   
77. [A Estratofonte] Cuando Odiseo regresó a salvo a su patria después de veinte años, su perro, Argos, lo reconoció al ver su aspecto. Pero tú, Estratofonte, después de pelear cuatro horas, no te volviste irreconocible para los perros, aunque sí para las personas. Si quisieras mirar tu propio rostro en el espejo, tú mismo dirías: “Juro que no soy Estratofonte.”  
  79. πύκτης ὢν κατέλυσε Κλεόμβροτος: εἶτα γαμήσας ἔνδον ἔχει πληγῶν Ἴσθμια καὶ Νέμεα, γραῦν μαχίμην, τύπτουσαν Ὀλύμπια, καὶ τὰ παρ᾽ αὐτῷ μᾶλλον ἰδεῖν φρίσσων ἤ ποτε τὸ στάδιον. ἂν γὰρ ἀναπνεύσῃ, δέρεται τὰς παντὸς ἀγῶνος πληγάς, ὡς ἀποδῷ: κἂν ἀποδῷ, δέρεται.   

79.[A Cleómbroto] El púgil Cleómbroto se retiró. Pero, después de casarse, recibe en su hogar los golpes de Istmia y Nemea de una vieja combativa que pega como en Olimpia; y al sentir lo que soporta junto a sí se estremece más de lo que lo hizo alguna vez en el estadio. Si descansa, lo despelleja a golpes para que pelee, y si rehúye el combate cuerpo a cuerpo, lo desuella.  
  80. οἱ συναγωνισταὶ τὸν πυγμάχον ἐνθάδ᾽ ἔθηκαν Ἆπιν οὐδένα γὰρ πώποτ᾽ ἐτραυμάτισεν.   
80. [Al pugilista Apis] Los compañeros de batalla erigimos aquí una estatua al púgil Apis, pues nunca golpeó a nadie en modo alguno.   
81.πᾶσαν ὅσαν Ἔλληνες ἀγονοθετοῦσιν ἅμιλλαν πυγμῆς Ἀνδρόλεως πᾶσαν ἀγωνισάμαν. Ἔσχον δ᾿ ἐν Πίσῃ μὲν ἓν ὠτίον, ἐν δὲ Πλαταιαῖς ἓν βλέφαρον· Πυθοῖ δ᾿ ἄπνοος ἐκφέρομαι· Δαμοτέλης δ᾿ ὁ πατὴρ καρύσσετο σὺν πολιήταις ἆραι μ᾿ ἐκ σταδίων ἢ νεκρὸν ἢ κολοβόν.   
81. [A Androleo] En todos los Juegos que los griegos organizaron con pruebas pugilísticas, yo, Androleo, contendí: En Pisa gané una orejita, en Platea perdí un párpado; en Pitón se me levantó exánime. Mi padre, Damóteles, y mis conciudadanos, anunciaron que siempre salí del estadio en hombros: muerto o maltrecho. 


Detalle de las manos de El púgil, cubiertas por ἱμάντες, hymantes, correas de cuero.




Ánfora panatenaica con escena de pygmaquia, la “lucha de los puños”. Aproximadamente del 336 a. C.


Detalle de púgiles. Uno de los adversarios levanta el dedo en señal de rendición.



Detalle de ánfora en que, al igual que en la ilustración anterior, uno de los combatientes se rinde al levantar el dedo índice. Aproximadamente del año 500 a. C.


Fresco de los Niños púgiles, originalmente ubicado en el sector B de la casa Xeste 3 de Akrotiri, Santorini.



Detalle de escultura donde se muestra el antecedente del guante de boxeo.



Caestus, modelo antiguo de guante, con incrustaciones de metal, con que los púgiles infligían gran daño a sus oponentes.



El pugilista, Púgil en reposo o Púgil de las Termas. Museo Nacional Romano



Detalle de la cara de El pugilista.


La Metalurgia: un viaje hacia la espada.

“Las espadas más viejas del mundo fueron excavadas en la tumba delos Reyes Aracahüyük, y están datadas con anterioridad a la fecha de fundación del Imperio Hitita; el pueblo que las fabricó continúa siendo un misterio”.Sachihiro Ohmura (investigador japonés) 

Símbolo, mito, elemento de poder y de guerra, la Espada ha caminado junto al hombre a lo largo de los últimos cinco milenios. Desde su uso primigenio, como elemento de batalla, su caminar ha surcado senderos próximos al chamanismo, acompañado a los cultos ceremoniales más diversos, formado parte de la propia creación estética, de la alquimia transformadora del espíritu humano, o de la simbología más elevada.En nuestro recorrido nos detendremos en Anatolia, para observar el pasado Hitita; en el país Asirio, situado en la zona del Creciente Fértil; en la Mesopotamia de los Sumerios; en la República de Altai, uno de los asentamientos más nutridos del pueblo Escita; en la Península de Corea,donde hallaremos al pueblo de Koguryo; en la cuenca siberiana del río Amur,donde encontraremos a los Tungus, aquellos pueblos dominados por el chamanismo y relacionado con el hierro; posteriormente, caminaremos através de los asentamientos prearios y arios del Subcontinente Indio y nos desplazaremos a lo largo de la China continental.En Japón, después de estudiar las numerosas influencias continentales,veremos refinarse el arte de la forja de una espada, alcanzando una estética y belleza aún hoy inigualables. Accederemos aquí a través de dos circuitos: elSur, una corriente que partirá de China, las estepas de Mongolia y Corea, y el circuito Norte, influenciada esta otra vía por los pueblos Tungus siberianos dela cuenca del Amur, las culturas de Shakalin y de las Kuriles y por los Ainus de Hokkaido.Es este un Viaje histórico en busca de un elemento histórico. Es este un estudio que envuelve al hombre con el cobre, el estaño, el bronce, el hierro oThree Glaives N. Roerichel acero, reuniendo al Ser Humano con su Naturaleza interior, una naturaleza que dejará plasmada en el fondo y la forma de una hoja de espada.Finalmente, nuestro análisis intentará buscar respuestas al Mito que ha supuesto la Espada y su Evolución. 

Los Indoeuropeos En el amplio espacio de tiempo comprendido entre el 5.000 y el 2.000a. de C., vemos evolucionar las aldeas neolíticas hacia fases más avanzadas dela vida humana, siendo factores determinantes de esta evolución los grandes avances en la agricultura y el descubrimiento de la metalurgia del cobre. A todo esto habría que añadir el incremento de las relaciones comerciales en el fértil valle del Tigris-Eufrates y la gran Civilización que comienza a desarrollarse en torno al Nilo.Resulta evidente ante la investigación histórica más extendida que en un momento determinado, en torno al V milenio a. de C., los territorios situados entre los mares Adriático, Negro y Caspio van a configurarse como establecimiento de los Pueblos Indoeuropeos, a los cuales, a partir de ese momento, vamos a ver diseminarse a lo largo de esta franja territorial,prosiguiendo sus movimientos hasta colmar la extensión de la Europa más Occidental -se les encuentra en Islandia-, Balcanes -Jonios y Dorios-, Anatolia-Hititas y Hurritas-, Sur del Continente Asiático -Iranios e Indos-, Norte de la actual Rusia y Escandinavia –Eslavos-, Este –Escitas-, etc. Estos pueblos van a mantener una homogeneidad de cultura y etnia con los Semitas, quienes, a su vez, se extenderán –poblándola- hacia Mesopotamia,ampliando después sus dominios hacia el Próximo Oriente. El tercer elemento humano a tener en cuenta es el que se produce en las estepas de Asia Central. En esta zona,mitad boscosa, mitad desértica, aparecerán los pueblos nómadas, quienes, dueños de una cultura móvil y de una política en extremo guerrera, establecerán contacto con todos los imperios que les rodean, encontrándolos en Mesopotamia, Anatolia, Egipto o el Egeo. Sus últimos miembros, los Hunos, atacarán China, donde serán rechazados,dirigiéndose a continuación hacia el frente más occidental de Europa. Para algunos filólogos (Francisco Villar: “Los Indoeuropeos y los orígenes de Europa”) llama la atención la “notable penuria de terminología específica para la guerra y su técnica, considerando la supuesta belicosidad de este pueblo expansionista”. Filológicamente hablando, entre lo poco que encontraríamos al Escultura HunaSur de Siberia respecto, tendríamos nsi “espada”, conservada en latín ensis, en sánscrito así, y,algo modificada también, en avéstico anhu. El mismo autor en la obra mencionada refleja el hecho de que las gentes indoeuropeas estaban altamente capacitadas para la guerra, siendo este hecho destacable a partir del estudio de los Poemas Homéricos, los Vedas, la Epica Germánica, las Tumbas de Hallstatt o La Téne. Todos estos vestigios revelan un pueblo envuelto en los valores propios de la guerra. Uno de los elementos cruciales en la expansión del pueblo Indoeuropeo fue la utilización del caballo, que se instauraría en las estepas con tal fuerza que aún en la actualidad pervive esa cultura en torno a los équidos en gran parte de los países centroasiáticos. Se piensa que la domesticación del caballo pudo haberse desarrollado hacia el V milenio, pero su uso militar sería posterior. La causa de esta disociación parece estar en el bocado, elemento éste que era ya utilizado en Ucrania a principios del III milenio a. C. (Anthony y Brown). El bocado llegaría a Europa en torno al I milenio a. de C. En cuanto al carro de guerra,utilizado originalmente en forma de cuatro ruedas macizas como elemento de transporte y documentado ya en Mesopotamia entorno al 2.700 a. de C., no se convertiría en el arma de guerra que llegó a ser hasta más tarde, cuando se hace más ligero y se inventa la rueda con radios. El carro,posiblemente originado en Mitanni e introducido por la aristocracia indoirania, sería el elemento clave en los ejércitos Hitita, Indo y Griego; por el contrario, otros pueblos, en ocasiones vecinos de aquellos, como los Iranios,los Germanos, los Celtas o los Latinos, montaban a la grupa. Francisco Villar nos resume la relación del pueblo Indoeuropeo con el carro tirado por caballos en estos términos: “Los Indoeuropeos históricos aparecen asociados a la utilización del caballo como instrumento de guerra. Pero mientras que algunos de esos pueblos emergen en la historia luchando sobre el carro tirado por caballos (hetitas, indios, griegos), otros lo montan,dominándolo mediante el bocado (iranios en Oriente; latinos, germanos y celtas en Occidente). Y no deja de ser chocante que dos pueblos tan cercanos por su lengua y su cultura, como el indio y el iranio, discrepen en este punto: en época histórica, los iranios(medos, persas, escitas) montan el caballo para combatir, mientras que los indios, tal como reflejan los Vedas, combaten en carro y sólo en forma excepcional montan a la grupa. Y como ambas invenciones –carro de combate y técnica perfeccionada del bocado- parecen haberse instaurado en las estepas en épocas sucesivas, ello podría servir quizás, al menos en parte, de orientación cronológica respecto al entronque de unos y otros”Carro procedente de Ur. 2.600 a.C. Museo de Bagdad Según algunas investigaciones, el conocimiento que tuvieron estos pueblos acerca de los metales y el dominio de la ciencia metalúrgica debió de ser escaso, atendiendo a la arqueología lingüística. Solamente existe un término común referido a los metales (ayos), cuyo significado originario no esni siquiera seguro. Por otro lado, se encuentra únicamente en indo-iranio,itálico y germánico; pero como se trata de áreas laterales, debemos tener la palabra por indoeuropea. El término en cuestión aparece en sánscrito como ayas –con un sentido genérico de metal, y otro específico de hierro. En germánico (gótico aiz, inglés ore, alemán erz, sueco ärg, danés ir) el sentido oscila entre cobre y metal, tal como sale de la mina. En latín, aes significa lo mismo “cobre” que “bronce”, y, secundariamente, adquiere el significado de“dinero”. “Ese cuadro de correspondencias sugiere un estado de sociedad en la que los metalesno ocupan un papel destacado y tan sólo dispone de un término genérico para cualquier tipo de mineral, siempre en estado natural, ya que no conocen ni el tratamiento de los metales niobjetos metálicos manufacturados. Los nombres de los diferentes metales en las lenguasindoeuropeas históricas (bronce, hierro, plata, oro) tienen orígenes muy diversos. A veces son palabras viajeras que se difundieron junto con una determinada técnica metalúrgica. Así sucede con el término de la “plata” más extendido en Europa: inglés silver, alemán silber,íbero salir. Francisco Villar. (Obra citada). La Historia empieza en SumerJ.L. Huot definió a los Sumerios como “metalurgistas sin mineral”.Sumeria carecía de materia prima, no obstante está constatado arqueológicamente el uso del cobre, bronce, y otros metales, tales como el oroy la plata, lo cual implica un abastecimiento exterior y lejano, localizado tradicionalmente en Anatolia. Esta deficiencia de mineral se equilibraba con la perfección del trabajo que sobre el metal llegó a desarrollar el pueblo de Sumer a mediados del III milenio a. de C.La aleación más común era la de cobre con arsénico, aunque existían otras como el cobre y el plomo o, más complejas como el cobre con arsénico y estaño, o, también, cobre, arsénico,estaño y plomo, dependiendo su utilización del elemento a elaborar.Generalmente la Historia considera eluso de la aleación del cobre y el arsénico evolucionó hacia el cobre conestaño a finales del III milenio a. de C.En cuanto a las técnicas de fabricación, la fase del martilleado, muy eficiente para los objetos menores, se completa en estos momentos con otras técnicas más complejas de moldeado, que consisten en verter el metal líquido en un molde de arcilla o de piedra. El molde más sencillo era el mono valvoque, una vez rellenado con el metal, se cubría con una piedra plana, por lo que el objeto tenía forma solamente en uno de los lados, si bien es cierto que desde el IV milenio a. de C. Se conoce el bivalvo. La técnica de la cera perdida(utilizada también en Egipto) aparece a finales del IV milenio. Esta técnica estaba destinada a la realización de objetos más complicados y los ejemplos más antiguos son los amuletos animales de Uruk, correspondientes al IV y IIImilenio a. de C.Lo primero que sorprende al estudiar la metalurgia en Sumeria es la diversidad de objetos que se encuentran, sobresaliendo útiles de trabajo y armamento, aunque también aparecen vasos.El trabajo del cobre, en lo que fueron expertos consumados, se demuestra una vez más que la extracción de este metal procedía de yacimientos auríferos alejados de Sumer. Los orfebres sumerios inventaron la filigrana y el granulado en la joyería. Los puñales que aparecen en las tumbas reales ponen de manifiesto también la calidad del trabajo con el metal. Tienen mangos de plata, madera y lapislázuli, con hojas de oro y vainas en oro y plata. Dentro del Imperio Acadio y en el reino de Uruk, el comercio era una extraordinaria fuente de riqueza para los reyes y los templos de las ciudades,pero si los Acadios utilizaron su poderío militar para forzar la apertura demercados, los Sumerios, mucho más hábiles, se limitaron a controlar todas las vías comerciales, los mercados de la región y las provincias limítrofes,mediante la actuación de los empresarios privados. Un factor elemental de las relaciones comerciales, y estrechamente ligado a ellas, era la industria metalúrgica. El metal, importado en barras o anillos, era transformado por los artesanos en armas, herramientas o joyas. La falta de mineral se compensaba con las importaciones de cobre del sur de Magna, así como estaño del Cáucaso y Beluchistán. El curso del Eufrates se convirtió en un eje de comunicación de intensa actividad en relación al comercio de los metales con Anatolia.Dentro de la metalurgia se habían conseguido avances considerables con el cobre, el oro y la plata. Los trabajadores del cobre habían descubierto que aliándolo con el estaño hacían más bajo su punto de fusión y era más fácil de manipular (sin haber descubierto aún el bronce); dominaban también el método de fundición por cera perdida, mediante el cual pueden producirse formas muy elaboradas. El método consistía en realizar un molde en cera que era recubierto con el metal, al realizar esta operación la cera se eliminaba. 

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Un pueblo metalúrgico: los Hititas.

“ La exportación del hierro de Anatolia debió de desarrollarse,pues los Indoeuropeos difundieron su utilización,mientras que los mismos Hititasson considerados como un pueblode “metalúrgicos”.(Paul Petit, Historiasde la Antigüedad). 

Probablemente los primeros pueblos que llegaron a Anatolia en torno ala mitad del III milenio a. de C., lo hicieran atravesando el Bósforo. Entreestos podemos nombrar a los Luwitas, que precedieron a los Hititas. LosHititas construirían en Hattusas uno de los Imperios más activos que sedesarrollaron en la Edad de los Metales y también uno de los que dejaría unahuella imborrable y profunda en el desarrollo y construcción de espadas. 

El arqueólogo T. Bryce nos muestra este panorama: “Durante elCalcolítico, debido al aumento del interés por los metales y la tecnología de sutransformación, las áreas situadas en el centro y noroeste de Anatolia, que eran ricas endepósitos metálicos, experimentaron un importante desarrollo. Esto es al menos lo que sededuce del aumento de yacimientos y de la prosperidad de algunos de ellos, como Hacilar.Desde mediados del III milenio a. C., en el Bronce Temprano II (2.600-2.300 a. C.).Encontramos en esa misma región una serie de pequeñas ciudades-estado, cuyas economíasestán basadas primariamente en la agricultura, aunque su principal riqueza reside en lasreservas metálicas. 

Entre los asentamientos mejor conocidos se encuentran Alaca Hüyuk,localizado a 200 kms. al norte de Ankara; Hattus, lugar donde se encontrará Hattusas,la posterior capital hitita; Alisar, y Kanish, en la actual Kültepe”. Según destaca T. Bryce: “El Bronce Temprano II representa el clímax de unaserie de desarrollos sociales, políticos y culturales que tuvieron lugar en diversas partes deAnatolia desde el Calcolítico tardío. Este ambiente próspero se basó en la disponibilidad delos recursos necesarios para el desarrollo de una economía propia de la Edad del Bronce y delas técnicas aplicadas a su explotación. 

Por ello, durante esta fase la región desempeñó unimportante papel en el Próximo Oriente, manteniendo conexiones con lugares lejanos, comoel sur de Rusia y el área meridional de Mesopotamia”. Debemos de tener en consideración que el uso industrial del metal seconsidera como una especialización del trabajo, ya que no es probable queaquellos que lo trabajaban fueran ganaderos o agricultores. Los primerosforjadores debieron constituir un grupo social, incluso de mayor importanciaque el resto de la comunidad, pues el uso de los metales iba en consonanciacon el sostenimiento de la vida del propio grupo humano. Al igual que en elJapón medieval, estas técnicas debieron mantenerse en secreto. 

Lasupervivencia estaba en juego constantemente en una época en la que lasarmas constituían la razón de la política. Por otra parte la constante conexiónentre la metalurgia y el elemento divino queda patente en la aparición de lafigura del dios de los Infiernos, también llamado “Dios Espada”, con unaiconografía específica, pues se representa como una gran espada de casi tresmetros y medio de altura, hincada en la tierra. En su empuñadura aparecen losleones mirando hacia la hoja y sobre ellos dos prótomos, también de león, con lacabeza de un dios a modo de remate. Aunque la exportación de los metalesfue muy posterior a su aparición, ya en la segunda mitad del IV milenio el usodel cobre comenzará a extenderse por el Próximo Oriente y en el Egeo. 

La aparición de latecnología del cobre en laregión estaba datadatradicionalmente en torno al3.000 a. de C., pero recientesdescubrimientos en el sur deSiria (Proyecto Tell Hallulade la Universidad deBarcelona) han dado unvuelco a esta tesis,descubriendo una industriaen torno al cobre datada tresmil años antes de esta fecha. En las regiones cupríferas de Anatolia ya sehabían encontrado vestigios realizados en cobre en los asentamientos de Asikli–Capadocia- y Cayonu -Alto Tigris-, situados ambos cerca de yacimientos decobre nativo y malaquita (cobre oxidado). 

Esta técnica llegó a Europa hacia el año 3500 a. C., y al Valle del Indo(hoy Pakistán) alrededor del 3000 a. C. Pasaron más de mil años antes de que la metalurgia del cobre se hicierapresente en China, que pasó directamente a la producción del bronce.Transcurrieron más de quinientos años para que se introdujera en Europa y enIndia. A China llegó mil años después de aparecer en Oriente Medio. Las primeras espadas de metal, fabricadas en cobre, se endurecíanmediante la técnica de batido, añadiendo elementos tales como el arsénico. Enun principio serían simples hojas afiladas, sujetadas a la empuñadura medianteremaches. Estas primeras armas de cobre tenían un problema que no era otroque su poca consistencia en la batalla. En su búsqueda por superar el límite deEvolución de la Espada desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo I d.C. esta consistencia, el hombre se encuentra con el estaño, entrando con él en laEdad del Bronce. 

En los inicios de la Edad del Bronce comenzó a añadirseestaño al cobre para, posteriormente, incorporar el plomo como segundoaditamento al final de este período. De esta forma se iría desarrollando un tipode aleación cada vez más resistente.La incorporación del estaño supondría a la vez un nuevo movimientode los pueblos, pues no era un elemento fácil de encontrar. Estosdesplazamientos trajeron consigo el desarrollo de las vías de comunicación ydel comercio en sí. Los núcleos urbanos fueron asimismo un desencadenantemás de esta situación producida en la metalurgia. 

Al entrar en la Edad del Hierro los Hititas pusieron de manifiesto lasuperioridad de sus espadas en la batalla frente a sus eternos adversarios, losegipcios, armados con espadas fabricadas con elementos ya obsoletos enAnatolia, como el cobre o el bronce.El desmembramiento del Imperio Hitita, hacia el 1200 a. de C.,extenderá los secretos de la fabricación de su armamento por todo el OrientePróximo, de esta forma, usando como prototipos las antiguas espadas debronce, se inicia hacia principios del siglo XI y finales del siglo IX a. C. laproducción de nuevas espadas y dagas.Hasta 2.003 los datos más antiguos en relación a los hallazgos deespadas se habían encontrado en los valles altos de Luristán, una regiónfronteriza entre los actuales Irán e Irak, pero en ese año y en un encuentro dearqueología celebrado en el Palacio de Congresos de Florencia, se presentó alos investigadores la que hasta el momento es la espada de mayor antigüedadrescatada por la Arqueología.

 El descubrimiento data del V milenio a. de C.Como hemos anticipado, Hattusas, capital del Imperio Hitita, seremonta a finales de la Edad del Bronce, un período comprendido entre el2.300 al 2.000 a. de C. En algunos niveles de investigación arqueológicaexisten unas murallas que hacen pensar en las presiones sostenidas con otrospueblos circundantes. La ciudad de Hattusas recibió constantemente elempuje de los vecinos del sur -Asirios-. Lo que buscaban en estas otras tierras,distantes y difíciles en su accesibilidad por tierra, aunque no a través de losríos Tigris y Eufrates, es fácil de comprender cuando conocemos la riqueza delos yacimientos de metal (oro, plata y cobre) que poseía Anatolia. 

El cobre, enaleación con el estaño, se transformaba en bronce, un considerable pasoadelante en la consistencia de las espadas. Esto es suficiente para entender elinmenso interés que el Imperio Asirio o la propia Mesopotamia tuvieron porEspada de hierro. Necrópolis de Uxamaestas tierras, estableciendo en ellas sus propias colonias, como Alisar Hüyuk yKanish.Si la investigación histórica nos ha mostrado a los auténticosmonopolizadores de la fabricación del hierro también ha hecho lo propio consus distribuidores más audaces: los Aqueos. 

El pueblo Aqueo será elencargado de transmitir los conocimientos metalúrgicos a todo el ContinenteAsiático, en un proceso que en ocasiones tardará todo un milenio. El procesode construcción en hierro será conocido en China en el segundo milenio. EnEuropa nos llegará en el primer milenio a. de C., gracias a las incursionesfenicias y griegas. 

Evolución de la Espada desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo I d.C.





Los pueblos nómadas de Asia Central.

En su monumental “Historia Universal”, Montenegro y Solana señalan:
 “La estepa, que se extiende desde Manchuria hasta Hungría, fue la morada original depastores nómadas. Se caracteriza por ser una planicie abundante en hierba, rodeada demontañas y apta para la cría de ganado caballar, ovino o vacuno. De acuerdo con laclasificación dada por Ptolomeo (Scythia intra Imaun y Scythia extra Imaun) se ha hechouna diferenciación entre estepas altas y bajas, identificándose el Imaus con el Himalaya y laMeseta de Pamir. 

Conviene subrayar que mientras en el sur de Rusia y el oeste de Siberialas tierras son apropiadas para el desarrollo de la agricultura y el pastoreo, en cambio en elAsia Central y más hacia el este son desérticas. La región comprendida entre los bosquesnórdicos y la zona montañosa que separa el norte y sur de Asia se divide en dos mitades quecuentan con vida propia típica: la parte occidental y la oriental. La estepa occidental se iniciaen la llanura húngara (Balcanes-Cárpatos) y se extiende por Rumanía y Bulgaria hacia elSur (Cáucaso) y Este de Rusia (Montes Urales); se continúa por Siberia y el Kazajstánhasta la meseta del Pamir, el T´ien Shan Occidental, Este del Lago Balkach y MontesAltai, que bordean el nordeste de Mongolia. La parte oriental se divide a su vez en dosregiones esteparias: la meridional (Norte del Tíbet, Sur de T´ien Shan, Cuenca del Tarim)alcanza el Noroeste de China y Mongolia; la septentrional recorre el norte del T´ien Shanhasta Mongolia. Ambas se juntan dejando al mediodía el desierto del Ordos, pues el desiertode Gobi, o Chano, penetra en China hasta el Gran Kingan y Manchuria.

 Los confinesmeridional y septentrional de las estepas coinciden en la región de Dsungaria (en el Sinkiangseptentrional), que ha sido un punto neurálgico para el paso de hordas nómadas. Los jinetesescitas, atravesando los pasos existentes, alcanzaron Europa desde estos confines.”En el siglo VI a. de C., el pueblo Escita domina el interior del territoriosituado al Norte del Mar Negro, al que se accede remontando los ríos de laregión: el Dniéster, el Bug, el Dniéper y el Don. 

En torno a esta fecha losasentamientos en la zona, que hoy comprende la actual Ucrania, se han idoprodigando, y los pueblos nómadas han sometido a las pacíficas poblacionessedentarias allí establecidas.¿Quiénes eran los Escitas?. Procedentes de Asia Central (las regiones quehoy comprenden la República de Altai y Mongolia) los pueblos Escitasposeían una cultura basada en el nomadismo unida al culto al caballo, unanimal que daba significado a su propia filosofía de la vida, a su manera deentender la guerra, e incluso a su propia muerte. Es un hecho histórico que losnómadas domesticaron el caballo, novedad que, probablemente, fueintroducida a principios del segundo milenio antes de Cristo por los Escitas delas estepas rusas.

 En el haber de estos pueblos contamos las guerras contra Asirios, Egipciosy Persas, quienes los recluyeron entre la actual Rusia y Ucrania, siendofinalmente los Sármatas quienes les hicieran desaparecer de la faz de laHistoria.Herodoto, primer historiador, geógrafo y viajero infatigable, recorrió a lolargo de veinte años el contorno geográfico del Mar Negro, Anatolia,Mesopotamia, Egipto, Macedonia y toda Grecia. El resto del mundoperiférico (los pueblos que circundaban a estos primeros), formado pornubios, Indios, Etíopes, Persas e Iberos, son nombrados en su “Historias”,pero será solo a los Escitas a quienes consagraría enteramente uno de suslibros.¿Por qué interesan tanto al geógrafo griego los pueblos Escitas?. 

Aunque laconclusión acerca de sus observaciones será siempre la certeza de la evidentesuperioridad del pueblo Heleno en relación a sus vecinos, los Escitas recibiránla plena curiosidad del historiador. Quizá la fuerza del orgullo de su raza - queles hace rechazar cualquier influencia exterior y mantener su forma de vida -,la vastedad de las tierras que dominan y que tanto amedrentan a los propiosGriegos por su enormidad, su increíble disposición a la lucha, la capacidad deagruparse ante la amenaza común o sus evidentes dotes como artistasorfebres, suponen un reclamo a su inquietud etnográfica. 

Esta actitud de recogimiento a la que aludimos, esta defensa de su propiacultura y de sus valores tradicionales, entronca con otras posiciones parecidasque encontramos, muy posteriormente, en otros países del Oriente, comoJapón o China, cuando, en un momento de su historia, cierran sus fronterashacia todo aquello proveniente del extranjero, dando así tiempo a suspobladores para cultivar una cultura nacional única. 

En el año 1.763, el GeneralMelgunov, un militar ruso coninquietudes arqueológicas, fue elprimero en sacar a la luz vestigiosde los Escitas. Estos increíbleshallazgos habían permanecido bajola tierra helada de la estepa durante2.500 años. Ya en 1.868, WilhelmRrandoff realizó excavaciones alsur de la República de Altai (unauténtico cruce de caminosantropológico, cuna de una de lasramas lingüísticas que diera posteriormente origen a gran número de lenguas,entre ellas al japonés.). En aquel lugar descubrió una gran necrópolis (la mayoren cuanto a restos escitas que hasta hoy se conoce). Estos restos seencontraban a miles de kilómetros (más de 2.600) de los lugares en los quefueron encontrados los primeros restos (en la orilla norte del Mar Negro). 

Aquí salen a la luz las primeras espadas. Más tarde, otro ruso, Rudenco, levantaría uno de los más impresionantes yacimientos de esta cultura ancestral:la necrópolis del valle de Pazyryk, también en el Altai. En total serán unascuarenta las tumbas rescatadas del gélido suelo de la estepa.El país Escita, sin fronteras delimitadas, se extendería desde las tierras delas actuales Bulgaria, Rumanía y Ucrania hasta la República Centroasiática deAltai (en Siberia Central), Mongolia y Noroeste de China, influenciandoposteriormente a la Península de Corea y al propio Japón.

 Los Escitas no construyeron edificios emblemáticos, ciudades, oasentamientos que les obligaran a permanecer en un determinado lugar. Comonómadas que eran, su cultura artesana se basaba en elementos que pudieranportar consigo mismos. Quizá nunca otra cultura ha detenido su esfuerzo, contanto esmero, en el arte de la orfebrería, como lo hizo la cultura Escita. Elnivel alcanzado en esta forma de Arte no ha sido aún superado.En la batalla, aparte de su evidente dominio del caballo, los jinetes escitasse mostraban ante sus adversarios como fabulosos arqueros. A diferencia desus vecinos y enemigos (como los Cimerios, venidos de Europa Central),realizaban sus acometidas montando sus animales. 

Fueron ellos quienesenseñaron al mundo esa forma nueva de hacer la guerra. Solamente lasamazonas sármatas, mujeres a la altura de los hombres, serían capaces derivalizar, luchar y eliminar, a aquel pueblo singular. 

Una de las características de la espada escita es su pequeño tamaño, estosignifica que podría ser usada con una sola mano, sin necesidad de soltar lasriendas del caballo. Estos detalles entroncarían con un primer vestigioautóctono japonés: la espada warabite-to. También la falcata, la históricaespada de los Iberos, tiene similares características, siendo esta un arma depequeñas dimensiones apta para ser utilizada por el guerrero con un solobrazo, cortante en uno solo de sus extremos y con una hoja ligeramentequebrada a partir del mango, al estilo del antes mencionado warabite-tojaponés. 

La vida de los Sármatas, pueblo rival de los Escitas, corre en paralelo a laexistencia de estos últimos. Excelentes guerreros, mantienen algunasdiferencias con respecto a sus predecesores en su forma de vida. En losenterramientos de Ust-Labinska, Zubovskij y Vozdvizhenskaya, seencontraron gran cantidad de armas, tales como azagayas, puntas de flechas,jabalinas y espadas muy puntiagudas, largas y con mangos de maderaovalados, del todo diferentes a las usadas por los Escitas. Igualmentediferentes fueron los yelmos de jinetes y monturas propias de la guerra. Unode los enterramientos más significativos apareció en los Urales, despejado porRudenko, quien, en 1.916, destapa la mayor de las tumbas del grupo, en dondeaparece un caudillo rodeado de su cota de malla con cadenas de hierro, uncollar de oro y brazaletes de bronce. 

De la misma manera que los Escitas seenterraban con su espada, estos caudillos lo hicieron con las suyas,acompañándose también de puñales de oro. Las crónicas nos dicen que los pueblos Sármatas no eran tan expertos en eldominio del caballo como los Escitas, quizá fuera por ello que idearon laespuela y el estribo metálico. Estos elementos les harían superar la desventajainicial con la que partían al enfrentarse a sus enemigos naturales. Según estasfuentes romanas, los jinetes portaban espadas puntiagudas de bronce o hierrocon empuñaduras ovaladas de madera rematadas con un pomo de piedrapreciosa, como el ágata, que les servía de guardamanos.

 Después de haber conquistado las tierras escitas, y hasta su desapariciónfinal, a manos de los Hunos, los Sármatas recibieron la presión del Imperio deRoma. Alentados por la manera de guerrear de los Hunos, incorporaron laarquería que estos utilizaban, de tipo ballesta, disparando a caballo y haciaatrás, tal y como hacían los Partos. Esto causó no pocos problemas a losejércitos de Roma.Será en el siglo IV cuando los Hunos desbancarán definitivamente a losSármatas de la Historia. 

A los expertos japoneses les ha costado mucho incorporar la idea de quesu espada, símbolo nacional por excelencia, pueda ser el resultado de unaevolución que comienza muy lejos de allí, en el interior del Continenteasiático, en la franja de tierra que comprendía mayormente la cultura de losTártaros (en Mongolia), los cuales, a su vez, habrían recibido influencias de lospueblos Escitas y Sármatas (en Asia Central) e Hititas (en Anatolia).

 Japónaportó, sin duda alguna, su propio carácter, tanto al proceso de fabricación delas mismas, como a su estética final, alcanzando la forja de sus espadas unacalidad inigualable.Para algunos historiadores, como Tetsutaka Sugawara las conexiones sonevidentes: “Las relaciones entre los pueblos nómadas y Japón pueden encontrarse inclusoen la Mitología de uno y otro.

 A saber, dentro de los elementos emblemáticos del ImperioNipón encontramos: el espejo, la joya y el sable. Los Escitas proponían para sí mismos: lacopa, el arado y el hacha. Concretando la conexión, estableceremos que el agua funciona enla copa como un espejo, la joya representa la fuerza, la fertilidad y la productividad, que estátambién asociada con el arado, y la espada es el arma del soldado, estando asociada a lalucha”. (Tetsutaka Sugawara: Aikido and Chinise Martial Arts. Vol 1).

 Para el Sr. Egami, un investigador japonés actual que desarrolla susestudios e investigaciones sobre los restos arqueológicos en hierroencontrados cerca de Aomori, en el Norte de Japón, los vestigios descubiertosdemuestran las influencias que los pueblos Escitas centroasiáticos han ejercidoen la cultura de su país.Destruidos por los pueblos, en ese momento dominantes, el empuje de losnómadas prosiguió hacia el Este.

 En Corea fueron los pueblos de Koguryo(37 a. de C. a 427 d. C.) quienes recogieron la metalurgia del hierro que habíanlegado los Escitas. Más al norte, los Tungus, un pueblo enigmático cuyoorigen hay que buscarlo en China entre los ríos Yang Tse y Amarillo, seasentarán en la Cuenca del río Amur. Estas gentes serían portadoras de aquellacultura del metal procedente de las estepas. Estos pueblos harían llegar la nueva cultura al interior de Japón, comenzando así la epopeya de la espadajaponesa. 

Carcaj de un guerrero. Este lujoso carcaj de oro, hallado en la necrópolis ucraniana de Chertomlyk, está decorado con escenas mitológicas de influencia griega y es prueba de los contactos entre los escitas y las colonias griegas del mar Negro. Museo del Hermitage, San Petersburgo







Escitas, los guerreros de las estepas

Temibles jinetes venidos de las profundidades de Asia, los escitas crearon un poderoso Estado al norte del mar Negro. Allí entraron en contacto con los griegos, a los que impresionaron con sus costumbres «bárbaras»

Cuando a finales del siglo VI a.C. los griegos atravesaron el Bósforo para establecer varias colonias en la costa septentrional del mar Negro, entraron en contacto con un misterioso pueblo de guerreros nómadas que ocupaba las infinitas estepas de lo que hoy es Ucrania y el sur de Rusia. Los escritores helenos, en particular el historiador Heródoto, recogieron múltiples referencias e historias sobre esos hombres «de ojos azules y cabello color de fuego», jinetes invencibles, maestros en el manejo del arco y con costumbres tan inquietantes como la de beberse la sangre del primer enemigo que abatían y recoger las cabezas de sus rivales muertos para ofrecérselas a su rey. A partir de informaciones de este tipo, los griegos se imaginaron a los escitas como un modelo de pueblo «bárbaro», contrapuesto en todo a su modo de vida «civilizado». Unos «bárbaros» que, sin embargo, fueron capaces de desafiar a los mayores imperios de Mesopotamia y crear un Estado complejo, una poderosa monarquía que tuvo un destacado papel histórico hasta su declive y desaparición en el siglo II a.C.

El hacha del primer rey

Sobre los orígenes de los escitas, Heródoto recogía un relato que al parecer aún corría en su época, el siglo V a.C. Los escitas decían que en una tierra anteriormente desierta nació un primer hombre, Targitao, hijo de Zeus y de la hija del río Borístenes, antiguo nombre del Dniéper. Targitao tuvo tres hijos: Lipoxais, Arpoxais y Colaxais. A la muerte de su padre pasaron a reinar conjuntamente, hasta que en una ocasión cayeron del cielo unos objetos de oro: un arado, un yugo, una copa y un hacha de doble filo. Cuando los dos hermanos mayores intentaron asirlos, el oro se tornó rojo incandescente, por lo que tuvieron que renunciar a él. Sin embargo, al acercarse el pequeño pudo tomarlo y llevárselo a casa, por lo que sus otros dos hermanos convinieron en entregarle el reino.
Naturalmente, el relato es un mito sin base histórica, pero contiene quizás una clave para entender el origen último de los escitas. Según los estudiosos actuales, la historia sería una metáfora de la organización de la sociedad en «tres órdenes» típica de los pueblos indoeuropeos, es decir, de una sociedad compuesta por una clase dedicada a rezar –simbolizada por la copa–, otra especializada en la guerra –encarnada en el hacha– y una tercera ocupada en trabajar la tierra, a la que harían referencia el arado y el yugo. En efecto, hoy sabemos que, desde un punto de vista étnico y lingüístico, los escitas eran indoeuropeos, pertenecientes al grupo nordiranio, emparentados con otros pueblos nómadas de Asia, como los sármatas, los masagetas y los sacios.
La procedencia geográfica exacta de los escitas es incierta y ha dado pie a diversas hipótesis, pero su aparición en la historia escrita se sitúa en el siglo VIII a.C. Se sabe que por entonces entraron en conflicto con los cimerios, otro pueblo nómada estepario al que vencieron gracias a su dominio del combate a caballo y al que finalmente expulsaron de la región septentrional del mar Negro. Más tarde atravesaron el Cáucaso y en 676 a.C., coaligados con los maneos, atacaron el Imperio asirio, pero el rey Asarhadón logró derrotarlos. Las fuentes asirias los llamanishkuzai, término muy parecido a la denominación griega skythai, lo que anula la pretensión de Heródoto de que el nombre de escitas se lo pusieron los griegos.
Poco después, los escitas reaparecieron como conquistadores en Mesopotamia. Hacia 650 a.C. se habían apoderado de Media –en la Mesopotamia central–, del norte de Siria y de la costa levantina. Más tarde llegaron incluso a la frontera de Egipto, donde Psamético I tuvo que comprar su retirada. Heródoto explica que su dominio en Mesopotamia se prolongó 28 años, hasta que fueron expulsados por los medos. El cronista griego supone incluso que a su vuelta los guerreros escitas se toparon con un ejército formado por los esclavos con los que se habían casado sus mujeres, hartas de su ausencia, y en vez de masacrar a esos esclavos en una batalla, los guerreros habrían decidido usar el látigo para devolverlos a su condición servil y seguir explotándolos. En cualquier caso, tras su derrota frente a los medos, la mayoría de los escitas se replegaron a la región meridional de la actual Rusia y fue allí donde fundaron el reino de Escitia propiamente dicho.

Griegos y escitas

La etapa de la historia escita que se inició entonces estuvo marcada por la llegada de los griegos a la costa septentrional del mar Negro. Las nuevas colonias helenas potenciaron la actividad económica de los escitas, en particular los intercambios comerciales. Los escitas vendían a los griegos ganado, pieles curtidas y cereales, así como numerosos esclavos, pues los antiguos nómadas se habían convertido en traficantes de personas capturadas entre los pueblos limítrofes. Asimismo, algunos artesanos griegos empezaron a trabajar para los escitas, creando un estilo artístico greco-escita extraordinariamente interesante. Como resultado de ello, el arte escita alcanzó unas cotas de calidad altísima, que le reservaron un lugar destacado en la orfebrería y otras producciones suntuarias.
En paralelo a este proceso de enriquecimiento, las tribus escitas se fueron uniendo en una estructura estatal. En su cúspide se hallaba un monarca hereditario, al que aparentemente se otorgaba una condición divina, aunque su poder parece limitado por una asamblea en la que estaban representadas las tribus. La manifestación más visible del poder de estos soberanos la encontramos en sus enterramientos, los famosos kurganes, el término turco con el que se designan los grandes túmulos que cubrían una o varias cámaras funerarias de los reyes o príncipes escitas, en los que los arqueólogos han descubierto riquísimos ajuares funerarios con armamento, vajillas de oro y plata, cerámica griega, adornos de fina orfebrería, estatuas e incluso alimentos.

Reyes conquistadores

La unificación política impulsada por los reyes vino acompañada por un reforzamiento de su poder militar. Así lo experimentó el rey persa Darío cuando en 512 a.C. lanzó una gran campaña contra los escitas con el objetivo de cortar las rutas de aprovisionamiento de grano a las ciudades griegas que se proponía conquistar. Darío en persona dirigió su ejército más allá del río Don y durante más de dos meses se dedicó a perseguir a las huestes de los escitas, los cuales habían decidido evitar la batalla y retirarse cada vez más hacia el este. Heródoto, en su detallado relato de la campaña, supone que Darío envió a los escitas un mensaje para reprocharles su cobardía y exigirles sumisión, a lo que el rey escita Idantirso habría respondido: «Yo jamás he huido por temor ante hombre alguno y, en estos momentos, tampoco estoy huyendo ante ti. Voy a explicarte por qué no te presento batalla: nosotros no tenemos ciudades ni tierras cultivadas que podrían inducirnos, por temor a que fueran tomadas o devastadas, a trabar de inmediato combate con vosotros para defenderlas. Pero si descubrís y violáis las tumbas de nuestros antepasados, sabréis si lucharemos contra vosotros. Por eso a ti, en lugar de ofrecerte la tierra y el agua, te aseguro que te vas a arrepentir». Finalmente, Darío decidió emprender la retirada y escapó a duras penas del acoso de los escitas.
El momento culminante de la expansión escita se produjo a mediados del siglo IV a.C., bajo la dirección del rey Ateas. Según Estrabón, Ateas reunificó todas las tribus bajo su mando y, animado por su éxito político, decidió experimentar la gloria militar extendiendo su reino hasta el Danubio. Pero Filipo II de Macedonia decidió frenar su avance y los derrotó en una batalla junto a aquel río, en la que murió el propio Ateas. Pocos años después, sin embargo, los escitas repelieron una expedición de castigo enviada por Alejandro Magno y dieron muerte a su general.

La hora del declive

A partir del siglo II a.C. se inició la desintegración del reino escita. Los celtas ocuparon la región balcánica, mientras los jinetes sármatas merodeaban por sus territorios del sur de Rusia, de los que terminaron por apoderarse. Los reyes escitas Esciluro y Palaco aún fueron capaces de enfrentarse al rey Mitrídates VI del Ponto en el siglo I a.C. por el control del litoral de Crimea y otras zonas del mar Negro. Pero poco a poco, las informaciones sobre los escitas se fueron desvaneciendo en las fuentes clásicas, hasta que se les pierde totalmente la pista coincidiendo con el fortalecimiento de los galos y los sármatas.
No obstante, algunas noticias aún permiten fantasear con la leyenda de los escitas, pues habrían sido capaces de sobrevivir en un nuevo territorio. En efecto, a finales del siglo II a.C. un grupo de tribus escitas habría emigrado hacia Bactria, Sogdiana y Aracosia, las satrapías más orientales del viejo Imperio persa. Al frente iba el rey Maues, cuya gesta superó incluso el viaje de Alejandro Magno, pues tras cruzar el Indo, como hizo el macedonio, alcanzó Cachemira y el Punjab. Allí se asentarían los últimos escitas hacia el año 85 a.C. Nada más se sabe de ellos.


Por Jaime Alvar. Catedrático de Hstoria Antigua. Universidad Carlos III de Madrid,Historia NG nº 133

Para saber más
Escitas: tesoros de Tuvá. Museo Arqueológico de Alicante, Alicante, 2008.
“El kurgán de Filippovka”. Historia NG, núm. 123.