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miércoles, 30 de diciembre de 2015

Artificios del diccionario macrista

En lo que podríamos considerar una vuelta de campana de la historia nacional, el nuevo gobierno del país nos conmina a retraducir permanentemente las palabras.

Cuando dicen que se acabó el cepo cambiario, hay que leer una brutal devaluación que no tardará en afectar la vida cotidiana de los argentinos, enriqueciendo a un puñado de agroexportadores, acentuando la inflación, promoviendo la deso- cupación, la desarticulación industrial, la apertura importadora y la inserción subordinada al capital financiero en la economía.

Cuando dicen que van a preservar las instituciones de la República, las vulneran escandalosamente sustituyendo al Parlamento a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) a partir de una interpretación abusiva de un artículo de la Constitución, con un artilugio que avergüenza aun a los constitucionalistas que los apoyaron. Estas designaciones a dedo violan la Constitución Nacional y sólo pueden explicarse por la intención de completar una Corte Suprema adicta, superando incluso a la “mayoría automática” de infausta memoria que Néstor Kirchner se propuso corregir de raíz.

Cuando dicen que van a preservar la libertad de prensa, debe leerse que van a acrecentar el poder monopólico de los grandes directores de conciencia del siglo XXI, los monopolios mediáticos de la interpretación sobre el sentido de la vida.

Cuando dicen que quieren respetar la ley, se apresuran a vulnerar con arbitrarios esquemas ministeriales y complicidades deshonrosas de miembros de la Corte a los órganos encargados de aplicar una ley democrática de medios de comunicación aprobada por el Parlamento y miembros de esa misma Corte, como es el caso de las intervenciones de Afsca y Aftic.

Cuando dicen que van a conservar las políticas de derechos humanos aplican “la emergencia en seguridad” reprimiendo violentamente a los trabajadores de Cresta Roja.

Cuando muchos de sus apologistas dicen que va a ser una derecha moderna de centro social, muestran demasiado las garras de un reaccionarismo que mal disimula vínculos con no muy lejanas dictaduras.

Cuando dicen que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner subsidiaba a los ricos y castigaba a los pobres, hay que leer el modo sombrío con el que los ejecutivos de empresas privadas que hoy gobiernan el país se burlan de los gobiernos populares, no por sus deficiencias sino por enfrentar y transformar históricas desigualdades sociales.

Cuando dicen que desean incorporar a las tareas públicas a argentinos de buena voluntad, se convierten en lóbregos reclutadores de conversos políticos, alcanzados por la fiebre del neutralismo de la Ciencia y la Tecnología o por la obsesión de figurar siempre en algún lugar del poder formal, como es el caso de los señores Lino Barañao y Jorge Telerman.

Cuando dicen que su ideal se basa en la justicia y en las leyes, no procuran otra cosa que vulnerarlas por dentro contando con el expuesto servilismo de los jueces designados, Rosenkrantz y Rosatti, quienes se invalidan como posibles miembros de la Corte al no cuestionar el procedimiento viciado de su designación.

Cuando dicen querer ser serios culturalmente, se dedican fervorosamente a entregarles organismos públicos que han sido exitosos en su misión de popularizar el acceso al conocimiento a empresas privadas de espectáculos, como es el caso de Tecnópolis, con la obvia consecuencia de que la búsqueda del lucro reemplazará los objetivos culturales-científicos.

Cuando en todo el mundo se ponen bajo riguroso examen las relaciones de las instituciones públicas con el mercado, impidiendo todo lo tímidamente que se quiera que la cultura sea una mercancía, acusan al más grande centro cultural del país de ser demasiado grande y de haber declarado la gratuidad de sus espectáculos.

Cuando dicen que sus políticas van a ser firmes porque emanan de una voluntad popular que en las elecciones resultó mayoritaria, retroceden como huidizos culpables ante la sutil misiva de un gran artista de rock, ante la protesta de sus propios aliados y ante el asombro de los profesores que veían entregar la gestión universitaria a un productor televisivo.

Cuando dicen que su insignia es la ley y la Constitución, y cuando redundaron en toda la prensa oficial con su fe en el armazón jurídico que todos respetamos, nombran jueces supremos de forma subrepticia y atacan con arsenal viciado de ilegalidad a un nombramiento legítimo de la Procuradora General de la Nación.



Cuando prometieron cerrar la grieta inventando un concepto que interpreta falsamente la dinámica de todas las sociedades, preparan planes de emergencia en materia de seguridad que ponen a los sectores subalternos otra vez ante la trágica y falsa disyuntiva entre saqueo y represión violenta.

Cuando emerge de entre sus filas una parte importante de su verdad, cual es el ataque a la modernidad democrática por parte de los centuriones de la moralidad ultramontana, sacan a relucir a sus jóvenes gerentes especializados en técnicas racionalizantes y modernas de ajustar el empleo público.

Cuando comienzan a evidenciarse los reales alcances de una política de largo plazo sumamente riesgosa para la vida popular, intentan recrear el aire angelical de la campaña electoral con rápidas escenas domésticas y banales: el nuevo presidente fue el invitado estelar al programa inaugural de Susana Giménez.

Cuando dicen reinsertar Argentina en el mundo, están diciendo apartarla de Unasur, Celac, Brics, y volverla a subordinar a los Estados Unidos.

Este diccionario equívoco se podrá empezar a leer nuevamente con el verdadero significado de sus palabras, con las movilizaciones y nuevas respuestas democráticas que permitan que una cantidad cada vez mayor de argentinos comprenda que en vez de votar por su bienestar votó un plan que amenaza su salario en la misma medida que sigue la lógica de aumentar las tasas de ganancia de las grandes empresas, sin cuidarse de deteriorar la misma Constitución de la que dijeron ser sus cruzados.

Han pasado pocos días, y muchos compatriotas ya comienzan a medir la distancia entre las promesas de felicidad para todos y las medidas de gobierno que resultan en ganancias fabulosas para pocos y brutal pérdida de ingresos para la mayoría.

Nuevos compromisos nos aguardan: será necesario convertir el desconcierto en lucidez, la angustia en indignación, las afectaciones individuales y sectoriales en causa común. El masivo acto popular de reconocimiento a la gestión y al liderazgo de Cristina Fernández del 9 de diciembre, así como la movilización de miles poniéndose al hombro la campaña por el ballottage, dicen claramente que será en torno al kirchnerismo, con el liderazgo de CFK y la afluencia constante y creciente de ciudadanos, que habrá de canalizarse la oposición a la restauración neoliberal. Un frente democrático, social, nacional, popular y progresista, con ciudadanos de estirpe kirchnerista, peronista, radical, socialista, comunista y de izquierdas, nos espera para reponer la relación entre las palabras y las cosas, sin lo cual no hay vida justa en ningún país.




¿Quiénes fueron los temidos Pueblos del Mar?


Un breve acercamiento a las hipótesis que hablan de estos navegantes del Mediterráneo Antiguo

Batalla del Delta entre Ramsés III y los Pueblos del mar en el siglo XII a. C. Templo de Medinet Habu, Tebas
El origen de los Pueblos del Mar es tema de continuo debate. Las evidencias señalan que fue un grupo heterogéneo de diferentes poblaciones venidas de distintos lugares del Mediterráneo, aunque con una actividad común: el dominio del mar, ya que todos ellos se dedicaban al mercenariado y a la piratería, estaban dispuestos de buenas armas y buscaban lugares donde sacar el mayor provecho y asentarse.

Esta amalgama de grupos humanos no dejó apenas indicios escritos, ni ellos ni las comunidades vecinas que acabaron por invadir, únicamente las civilizaciones egipcia e hitita hacen referencia a este pueblo y siempre de forma negativa, pues eran los invasores, los destructores que venían de los mares.

Si bien es difícil situar la procedencia exacta de cada grupo que conformó a los Pueblos del Mar, sí se tienen identificados a los distintos clanes o tribus:

- Sherden: los vestigios documentales egipcios hablan de ellos, calificándolos de mercenarios que actuaban tanto del bando egipcio como en su contra.

- Lukka: de ellos se tienen referencias tanto en fuentes egipcias como hititas. Se conoce que fueron piratas y mercenarios y parece que existe un acuerdo en cuanto a su origen, sur de Anatolia y Chipre.

- Tursha: las alusiones egipcias a este grupo humano los ubican en la antigua Troya. Tras la derrota con los micénicos salen al Mediterráneo para finalmente dispersarse.

- Akawasha: gracias al respaldo de las fuentes hititas, parece acertado colocarlos en el oeste de Anatolia.

- Shekelesh: de ellos existen las referencias más escasas. En los jeroglíficos egipcios aparecen muy poco, si bien parece correcto calificarlos de mercenarios.

- Peleset: aparecen en las fuentes egipcias y se les identifica como “enemigos invasores”. Son, además, los filisteos que se nombran en la Biblia.

- Tjeker: las alusiones a este pueblo por los egipcios los sitúan en condiciones muy similares a los Peleset: tienden a colocar su origen en Troya y su destino en Palestina, junto a los filisteos.

- Denyen: según las fuentes hititas, son de origen Anatolio aunque siempre con discrepancias. Practicaban también elmercenariado.

- Weshesh: el último grupo por mencionar de los Pueblos del Mar son también identificados con un origen troyano. El destino final fue, de nuevo, Palestina.

El continuo avance de los Pueblos del Mar entre los siglos XIII y XII a. C. fue como consecuencia del declive del mundo conocido hasta ese momento, obligando a sus gentes a emigrar para poder conseguir tierras mejores y poder asentarse, quizá huyendo de la hambruna, de las guerras micénicas, o quizá, del hundimiento minoico. Entraron en guerra con Egipto durante el reinado de Ramsés II y después, con Ramsés III y las batallas del Delta del Nilo y la batalla terrestre contra los filisteos.

También existió guerra en Palestina con evidencias arqueológicas nefastas acerca de destrucción completa de ciudades. Las convicciones generalizadas apuntan a que la caída de Ugarit fue a causa de los Pueblos del Mar, pues se hallaron cartas que hablan de la inminente destrucción de la ciudad hacia el 1.175 a. C. y donde aparece el último rey de Ugarit, Hammurapi.

Las consecuencias de estas invasiones (junto con otros factores) fueron devastadoras: fin del imperio hitita, pérdida casi total de la civilización micénica, destrucción completa de ciudades situadas en Asia Menor como Ugarit, Tarso o Hattusa, y Egipto tuvo que abandonar todas sus posesiones en Asia Menor para poderse defender, convocando Ramsés III a todos sus hombres para la contienda. Las evidencias arqueológicas han encontrado un estrato de cenizas correspondiente a dichas ciudades destruidas y a dicha época, pues los Pueblos del Mar arrasaban quemando, literalmente.

El fin de la actuación de los Pueblos del Mar responde a la hipótesis de que acabaron por asentarse en nuevas tierras, sobre todo después de combatir con los ejércitos de Ramsés III y donarles éste ciertos territorios con el objetivo de que cesara la continua confrontación.

Se podría decir que la acción de los Pueblos del Mar fue principalmente destructiva, o al menos esto es lo que se deduce de lasescasas fuentes que se han ido mencionando. Sin embargo, es posible que sin su intervención algunas de las grandes civilizaciones posteriores o no habrían nacido o lo habrían hecho de un modo muy distinto, porque tras la caída de Minos, Micenas o Troya, la tierra que correspondería posteriormente a la Magna Grecia se fue recuperando y acabó resurgiendo de sus cenizas cual Ave Fénix.

Imagen| Wikipedia


http://www.antrophistoria.com/2015/12/quienes-fueron-los-temidos-pueblos-del.html?m=1

Lyndon LaRouche y la “Nueva Amenaza Roja”

30 de noviembre del 2002
Vuelven las oscuras golondrinas

Lyndon LaRouche y la “Nueva Amenaza Roja”
Wilson García Mérida
Datos & Análisis
Enemigo declarado de Rigoberta Menchú, ideólogo del Pentágono, negociante privado de servicios "anti-terroristas" y socio de Sun Myung Moon, LaRouche es el "líder espiritual" de una emergente camada de funcionarios de la CIA que encabezan las misiones diplomáticas de Estados Unidos en busca de militarizar el mundo
En el último año, asegura James Petras en su ensayo "Cómo funciona el Imperio", la política y la diplomacia de Estados Unidos respecto al Tercer Mundo se han desarrollado bajo una lógica de conquista militar, con amenazas de guerras regionales y un aumento masivo de operaciones de inteligencia y militares clandestinas.
La guerra y ocupación de Afganistán, el inminente ataque sobre Irak, el fallido golpe militar en Venezuela, la aplicación cerrada del Plan Colombia, la venta de aviones y misiles a Chile y, recientemente, los sabotajes para romper el diálogo de los cocaleros y el gobierno en Bolivia, son hechos que confirman que la vía militar norteamericana tiende a imponerse en esta parte del Hemisferio.
La nueva política expansionista norteamericana, que tomó un inusitado impulso tras los atentados del 11 de Septiembre, se desarrolla a través de una casta emergente de funcionarios diplomáticos y militares que actúan como peones de ajedrez en el tablero mundial del Imperio. Estos "operadores" que cumplen misiones planificadas por el Departamento de Estado, la CIA y el Pentágono, están vinculados, además, con poderosas corporaciones y empresas privadas dedicadas al tráfico de armas y venta de "servicios" de Inteligencia, seguimiento y asesoramiento "antiterrorista" en aquellos países donde actúa la millonaria cooperación militar norteamericana.
Uno de los hombres más importantes en este esquema de militarización de la política mundial es el economista Lyndon LaRouche, socio de Sun Myung Moon y principal "padrino" de personajes como Otto Reich, Gary Speer, Donald Rumsfeld, Edwin Meese, Robert Gelbard, etcétera.
La red LaRouche - Moon o la derecha ultra asistémica
A fines de los 70, estando en plena vigencia esquemas como el Plan Cóndor, Lyndon LaRouche ganó fama y fortuna como ideólogo y artífice de la llamada "Iniciativa de Defensa Estratégica" (IDE), adoptada por Ronald Reagan para crear, en el caso latinoamericano, un ejército supranacional bajo la batuta del Pentágono a través del Comando Sur.
La IDE no alcanzó a consumarse debido a los aires democratizadores que refrescaban el enrarecido clima político en los países del Sur, a partir de 1982, con la caída de regímenes como el de García Meza en Bolivia, la transición de Figueiredo en Brasil o la tragedia argentina de las Malvinas.
El interés oculto de LaRouche por la Iniciativa de Defensa Estratégica era la posibilidad de entablar jugosos negocios con los regímenes militarizados que Reagan no pudo conservar en esa coyuntura. El boletín "The Public Eye", elaborado por Political Research Associated, revela en uno de sus reportes que, asociado con el coreano Sun Myung Moon, Lyndon LaRouche creó en 1980 una red para brindar servicios de seguimiento y eliminación de activistas ligados a lo que éstos denominan la "Nueva Amenaza Roja".
En 1986, durante un concilio ultraderechista de fundamentalistas cristianos (organizada conjuntamente por la secta Moon y la organización racista negra del reverendo James Bevel), LaRouche proclamó que no hay manera de erradicar el Sida en el planeta sino "matando homosexuales en las calles a golpe de palos de béisbol".
La nueva "Amenaza Roja" en la paranoia de LaRouche
En el imaginario esquizofrénico de Lyndon LaRouche, que adopta la doctrina de la secta Moon según la cual "todo hombre con poder político es un elegido de Dios" ("Imago Dei"), la "Nueva Amenaza Roja" contra la civilización cristiana está representada por líderes indígenas como Rigoberta Menchú o Evo Morales.
Para LaRouche, "Rigoberta es una mujer del infierno en lo esencial". En 1982, casi una década antes al Premio Nobel de La Paz otorgada a la heroína guatemalteca, LaRouche sugirió al presidente mexicano López Portillo, su amigo y mentor, la eliminación física de Menchú, a quien el fanático norteamericano sindicaba de encabezar una "conspiración maya y azteca contra los valores cristianos". En una entrevista publicada en abril de 1993, Lyndon LaRouche afirma: "Es difícil encontrar un sacerdote azteca tan malvado como Rigoberta Menchú; es la clase de mujer capaz de arrancar el corazón de sus semejantes".
Helga Zepp, esposa de LaRouche, vinculada a un poderoso grupo neofascista de Wierbaden, Alemania, afirmó en Argentina, durante el acto de creación del "Movimiento de Solidaridad Iberoamerica" (mayo del 90), que las democracias corrompen a la humanidad y que "todas las instituciones del oligarquismo y del sistema de Versalles deben ser destruidas y reemplazadas por instituciones que representen los verdaderos intereses de la raza humana".
En 1984, Henry Kissinger emprendió una campaña para proscribir a estas fuerzas "antisistémicas" del escenario político norteamericano, logrando, a partir de una investigación federal que estableció turbios manejos financieros ligados a la droga y al tráfico de armas, el procesamiento de Sun Myung Moon y el encarcelamiento de Lyndon LaRouche, quien cumplió su sentencia entre 1989 y 1994. Pero después de los atentados del 11 de Septiembre del 2001, LaRouche y Moon, y alrededor de éstos una casta de "diplomáticos" formados en la CIA, resultan fichas indispensables para el éxito del nuevo expansionismo norteamericano.
El suculento negocio de la erradicación de cocales
El reporte de "The Public Eye" revela que la red LaRouche - Moon compite en un mercado que florece después de los atentados del 11 de Septiembre, donde grupos privados de espionaje, seguridad, inteligencia y otros "servicios" de contrainsurgencia se disputan el acceso a millonarios programas de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. LaRouche tiene vasta experiencia en el rubro; aunque su competidor Jhonn Rees denunció que en una operación encubierta en la ex Yugoslavia, para la que fue contratado por Reagan en los ochenta, LaRouche pactó con traficantes de heroína para beneficio propio.
Algunas firmas conocidas en este libre mercado de mercenarios son, además de LaRouche y Rees, Ryan Quade Emerson, asociado al nefasto ex fiscal Edwin Meese, Church League of América, Dyn Corp, Military Professional Resources Inc., Northrop Gruman, Aviation Development Corporation y Eagle Service Tecnology (ESTE). Gran parte de estas empresas son "contratistas" del Departamento de Estado para actuar en acciones de seguimiento, inteligencia e instrucción de las tropas colombianas. ESTE, por ejemplo, es la encargada de utilizar herbicidas aéreos para erradicar cocales. Dyn Corp, la operadora principal del Plan Colombia, obtendrá una ganancia de 200 millones de dólares en cinco años de "contrato anti-terrorista".
LaRouche está interesado en intervenir en la erradicación militarizada de cocales en el Chapare, y al parecer mantiene ya contactos, vía Embajada, con importantes autoridades políticas y militares de Bolivia. Según "Public Eye" el principal representante de LaRouche en Sudamérica, Jeff Steimberg, especialista en seguridad, estuvo en La Paz y Santa Cruz a fines de julio para hacer los amarres necesarios.
En marzo de 1985, LaRouche expuso las bases de su "estrategia" de guerra al narcotráfico, definiendo a este fenómeno como un "enemigo militar" de la civilización. Es una guerra, precisaba, "que debemos librar con las armas de la guerra".
En la "estrategia" ideada por LaRouche no está oculto el interés real de este ideólogo de la guerra: intervenir en el negocio de la venta de armas y de "asesoramiento" en tareas de inteligencia y represión. Bajo la jurisdicción del mando común, escribió LaRouche, "se creará una entidad central de inteligencia contra el narcotráfico, que funcionará a la manera de un estado mayor general, en sus aspectos de inteligencia y planeación", y en ese marco garantiza también la libertad de acción de los mercenarios, fijando "normas que gobiernen las actividades de extranjeros encargados de aportar servicios y asistencia técnica en territorio soberano de cualquier miembro de la alianza".
La idea "coca cero" ya estuvo en la mente de LaRouche hace 17 años, cuando definió que el primer objetivo de esta guerra es "erradicar en las Américas todo cultivo no autorizado de marihuana, coca o amapola".
El Instituto Schiller y sus operaciones encubiertas
Tras el encarcelamiento de LaRouche a fines de los ochenta, su esposa Helga Zeep fundó el Instituto Schiller, una organización encubierta que canaliza los recursos financieros de esta familia hacia actividades políticas reaccionarias en el mundo entero.
El Instituto Schiller concentra sus actividades para Sudamérica con sedes muy activas en Buenos Aires, Montevideo, Asunción y Brasilia. En Argentina promueve abiertamente las actividades del movimiento "Nueva República" del coronel Mohamed Alí Seineldín, recluido en la Prisión Militar de Campo de Mayo tras el frustrado golpe de Estado que encabezó en La Tablada el 3 de diciembre del 91. Seineldín fue un implacable oficial adherido a la Logia Triple A que exterminó a los adversarios del dictador Videla. LaRouche lo postula hoy como "representante del pueblo argentino ante el FMI para negociar la moratoria de la deuda externa".
El Instituto Schiller de Lyndon LaRouche y la secta del reverendo Moon han consolidado su presencia en los principales países del Mercosur. El pasado 14 de junio el municipio de Sao Paolo declaró a LaRouche "ciudadano meritorio paulistano"; y en Asunción comenzaron a intensificar sus campañas de proselitismo "institucional" bajo la cobertura indisimulada del Embajador norteamericano en Paraguay; ¿saben quién?: mister David Greenlee, a la sazón el nuevo Embajador designado para Bolivia.
Junto con Greenlee, los principales funcionarios norteamericanos encargados de hacer cumplir los designios del Imperio en el mundo resultan ser los alumnos aplicados de Lyndon LaRouche. Otto Reich, Donald Rumsfeld y Gary Speer, por ejemplo, son miembros honorarios de la Fundación Schiller e integrantes activos de la secta Moon.


http://www.rebelion.org/hemeroteca/imperio/larouche301102.htm