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jueves, 30 de julio de 2015

Εὐριπίδης- Eurípides (480-406 a.C.)

   era sólo quince años menor que Sófocles, pero ya pertenecía a otra generación completamente distinta. La crítica que realizaba la sofística de las ideas tradicionalmente admitidas en Atenas había revolucionado por completo el ambiente social y político y Eurípides se muestra escéptico y crítico, aunque en su tragedia tardía titulada Bacantes parezca subrayar que también hay que tener en cuenta lo irracional del ser humano. A diferencia de Esquilo y Sófocles, Eurípides no creía en la religión tradicional, y tenía a los dioses olímpicos por poderes ciegos e irracionales de la naturaleza, muchas veces destructora y mortal. Centraba su interés en los seres humanos y su mayor aportación al drama consiste en su amplia visión y agudo conocimiento de los hombres y las mujeres. Era un psicólogo que no se detenía ante límite alguno y no quiso encerrarse en los sentimientos de los grandes personajes, sino que buscó sus temas en personajes hasta entonces desdeñados u olvidados, por lo que están más cerca de nosotros que los héroes de los otros trágicos. Su corazón era sensible, y la compasión domina su arte. Se le ha llamado el trágico de las pasiones y fue el primero en representar el amor en el teatro.


            Eurípides escribió unas noventa y dos piezas, de las que conservamos diecisiete tragedias (Alcestis, Medea, Hipólito, Hécuba, Andrómaca, Heraclidas, Suplicantes, Heracles, Troyanas, Helena, Ifigenía entre los Tauros, Ión, Fenicias, Orestes, Ifigenía en Áulide yBacantes), un drama satírico (El Cíclope) y una obra de autenticidad muy discutida (Reso). La selección de época de los Antoninos abarcaba, según A. Lesky, Alcestis, Andrómaca, Hécuba, Hipólito, Medea, Orestes, (Reso), Troyanas, Fenicias y, quizá, Bacantes.


            En Alcestis, la joven esposa del rey Admeto accede a morir a cambio de que siga con vida su marido, a quien ha venido a buscar la Muerte, ya que los ancianos padres de aquél no están dispuestos a entregar su vida por la de su hijo. Alcestis únicamente pide a Admeto que no dé madrastra a sus hijos. Cuando Admeto está llorando la pérdida de su esposa, vencido por la soledad, llega como huésped al palacio su amigo Heracles, quien, enterado de lo sucedido, se dirige a la tumba, lucha con la Muerte y la obliga a soltar a su presa, que es conducida de nuevo junto al palacio junto a Admeto, quien recupera la felicidad.


             Medea muestra los efectos destructivos del amor y los celos: la protagonista es repudiada por su esposo, Jasón, a quien en tiempos ella había ayudado a conseguir el Vellocino de Oro en las lejanas tierras de la Cólquide. Jasón ha decidido que es más ventajoso para él casarse con la hija de Creonte, rey de Corinto, la ciudad en donde viven, y Creonte ha dictado orden de destierro para Medea y sus hijos. Ella consigue un único día de aplazamiento en el que llevará a cabo su venganza contra Jasón: por medio de los niños envía regalos que envenenan al tocarlos a la joven Glauce, causando su muerte y la de Creonte cuando acude a socorrerla, y, a continuación, mata a sus propios hijos, por más que los ame tiernamente, privando de esta forma a Jasón de descendencia presente y futura, antes de acusarle de ser el culpable de todo y huir hacia Atenas en un carro alado.


Alcestis



 Medea



Hécuba




Εὐριπίδης Eurípides (480-406 a.C.)





Hipólito



Andrómaca




Heracles





Heraclidas



Suplicantes




Troyanas


Helena y Menelao




Escena de Ifigenia en Táuride, en la decoración del triclinio de la Casa de los Vettii en Pompeya.

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