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jueves, 18 de febrero de 2016

VERDADES FUNDAMENTALES SOBRE EL FASCISMO Y EL COMUNISMO

Por el profesor @edgardoricciuti de @VFutura
El fascismo nace como una tercera alternativa, opuesta al capitalismo liberal y el comunismo marxista.
Para calificar a un régimen de fascista es imprescindible ubicar en su práctica acciones que evidencien objetivos nacionalistas.
El fascismo sostiene que una nación necesita un fuerte liderazgo y una sólida identidad colectiva que se sustente y organice en su fin último: el Estado Ético. Serán entonces la Familia tradicional, la Patria y el Estado los más altos valores reconocidos por el pensamiento fascista. Cada ser humano, dentro de su clase social, gremio o corporación, contribuirá con la grandeza de la Nación encarnada en la organización del Estado Ético.
No existe ni se propugna lucha de clase alguna, más bien se divulga la idea de una comunión entre las clases sociales, donde en cada una los individuos ejerzan su rol de manera óptima y consensuada para el enaltecimiento de la Patria. En Venezuela no ha existido jamás, no sólo un movimiento político como el fascismo, sino tampoco nada similar en su estructura, organización o línea de pensamiento. Se comete un grave error al confundir el pseudotradicionalismo de origen cristiano, típico de los partidos socialcristianos, demócratas cristianos o afines, con el verdadero tradicionalismo laico y terrenal que responde a ideas como la de grandeza de la Patria, el respeto por los símbolos nacionales o el enaltecimiento de los orígenes de un glorioso pasado.
Dichos partidos, en cambio, responden a valores que por ser cristianos y socialistas, derivados de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII, contrastan absolutamente con los principios que sostuvieron al fascismo, cuya inspiración provenía de la grandeza, el valor, el dominio y la gloria de la civilización Romana.
Por otra parte, el comunismo posee como principal característica su vocación internacionalista, es decir, la supremacía de un interés supranacional como es la dictadura del proletariado en cada país. Ésta se sitúa por encima de los intereses de la Nación. La Patria no existe para el comunista: así lo sostiene Marx en su manifiesto. Cuando la propaganda de todos los regímenes comunistas del mundo hacen de la Patria un valor, se debe a la ignorancia de sus seguidores en cuanto al tema y a la inmensa fuerza atávica de cohesión tribal que este valor aún tiene. Además, el comunismo persigue una homogeneización que conduzca a la eliminación de toda estratificación social a través de la erradicación de la propiedad privada, hasta alcanzar el carácter común de los medios de producción, junto a una organización colectiva del trabajo.
Su fracaso es intrínseco a dicha nivelación de la sociedad que conduce a un estéril colectivismo, que termina sofocando toda fuerza creativa de los diversos componentes de la sociedad y la pérdida de la riqueza nacional.
La afinidad más resaltante en sentido ideológico entre el fascismo y el comunismo radica en su animadversión por la Libertad individual, económica y política, inclinándose por una visión colectivista y constructivista del orden sobre bases socialistas. En el caso del fascismo, dicha base emanará de un socialismo utópico premarxista de la primera mitad del siglo XIX, como ideal de justicia social opuesta a la explotación y a las injusticias. El fascismo devendrá en un socialismo conservador, es decir un modelo de orden político que coloca al bien colectivo por encima del individual sobre bases culturales tradicionalistas que giran entorno a los valores patrios y nacionales.
En el comunismo se evidencia esa misma característica colectivista y constructivista, cuya mayor inspiración derivará del marxismo científico; no obstante y a diferencia del fascismo, los valores sobre los que se asienta este modelo son antitradicionalistas, antinacionales y antipatrióticos.
Tenemos entonces socialismos tradicionalistas y nacionalistas como el fascismo y socialismos progresistas e internacionalistas que, después de su debida transformación, devendrán en comunismo.
Si bien es cierto que ambos modelos se yerguen en contra de los valores liberales con diferentes argumentos, es errado confundirlos, y, peor aún,definir con cierta ligereza a los regímenes de fascistas por razones no inherentes a sus raíces ideológicas sino a técnicas de propaganda política o de represión.
Entorno a este último punto, existen unas prácticas específicas que anteceden a los regímenes fascistas y comunistas basadas en el Terror, provenientes de la época de la Revolución Francesa. En pocas palabras, el Terror es un instrumento de dominación que posee una técnica específica y una aplicación universal que puede adaptarse a todo régimen autoritario o totalitario. Por ser una herramienta que no tiene tilde político, es erróneo considerarlo como aspecto revelador de las características ideológicas de un régimen cualquiera; todos los sistemas políticos, en mayor o menor medida, utilizan los aparatos de represión del Estado para mantener el poder político.
Causa ruido e indignación, aunque no sorpresa por la influencia marxista en la educación de casi todos los “intelectuales”, que apenas vean dichas prácticas represoras en cualquier régimen, lo tilden inmediatamente de fascista.
Esta costumbre, cuando no deriva de la ingenuidad o de la ignorancia de dichos “intelectuales”, se basa en una práctica premeditada que beneficia no sólo a sus bolsillos, sino también a su ego, que no soportaría jamás aceptar y ver como los gobernantes socialistas-marxistas también reprimen eficientemente. Por otra parte, dicha práctica socorre a toda la izquierda internacionalista al deslastrarse del último de sus engendros políticos que, como usualmente fracasan, lo tachan de fascista para promover al próximo déspota que, según ellos, sí será un verdadero “socialista” que traerá el “paraíso terrenal”.
http://www.forolibertad.com/verdades-fundamentales-sobre-el-fascismo-y-el-comunismo/

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