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miércoles, 5 de agosto de 2015

El genocidio silenciado. Holocausto del pueblo armenio, por Súlim Granovsky

El genocidio silenciado. Holocausto del pueblo armenio, por Súlim Granovsky

El 24 de abril de 1915 cientos de armenios, entre ellos religiosos, intelectuales, profesionales y ciudadanos destacados, fueron arrestados y deportados hacia el interior del Imperio Otomano. Muchos fueron luego asesinados por orden de los líderes del Imperio. Ese día comenzó la puesta en marcha de un plan urdido con muchos años de antelación: el plan sistemático de exterminio del pueblo armenio.

Así, entre 1915 y 1923 más de un millón y medio de armenios fueron deportados y masacrados. Hasta ahora todos los dirigentes que gobernaron Turquía desde entonces han rechazado el término genocidio. Todavía hoy Turquía sostiene que se trató de una guerra civil, esgrimiendo como argumento los fuertes lazos que existían entre armenios y rusos.

Sin embargo, la “Cuestión armenia” era para los líderes del Imperio Otomano, una preocupación de vital importancia. Ya a finales del siglo XIX, Grecia, Serbia, Rumania, Montenegro, Bulgaria y Moldavia habían alcanzado su autonomía, y los líderes del Imperio Otomano no estaban dispuestos a permitir un mayor desmembramiento. Así, entre 1894 y 1896 fueron asesinados más de 300.000 armenios. También en 1909 se produjo la masacre de Adaná, donde fueron asesinados entre 15.000 y 30.000 armenios.

Compartimos aquí un fragmento del libro El genocidio silenciado, donde Súlim Granovsky recorre algunos antecedentes del plan sistemático y los escalofriantes testimonios de los protagonistas, quienes con premeditación proponían en 1910, cinco años antes del inicio del genocidio, la eliminación de los armenios y la apropiación de sus bienes: “El país se desembarazará de la raza armenia y así brindará un amplio campo a los turcos. Las riquezas de los armenios pasarán a ser propiedad del gobierno turco”.Con frío cálculo, aprovechando la agitación provocada por el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, se dispusieron a concretar el aniquilamiento largamente meditado: “Estamos en guerra: jamás se nos presentará mejor oportunidad. Las intervenciones y las protestas de las grandes potencias serán olvidadas e intrascendentes ante el hecho consumado. Esta vez el aniquilamiento de los armenios será total”. Así, se intentó borrarlos no sólo de la tierra sino incluso de la memoria: “Incluso hasta la palabra ‘armenio’ debe ser desterrada de la memoria”.

En agosto de 1939, poco antes de invadir Polonia, Hitler recordaba con frialdad: “Después de todo, ¿quién habla hoy del aniquilamiento de los armenios?” Tal vez sea esta una de las claves de la necesidad de recordar y repudiar este capítulo vergonzoso de la historia de la humanidad, para que su olvido no sirva de inspiración y no pueda ser funcional a algún tirano de turno y para recordar a las víctimas de un pueblo diezmado por un odio incomprensible.

Fuente: Súlim Granovsky, El genocidio silenciado. Holocausto del pueblo armenio,  Buenos Aires, Ediciones Continente, págs. 73-89.

Reunidos en una sesión secreta en enero de 1915, los Jóvenes Turcos resolvieron1:

Fundados en los artículos 3 y 4 del Comité Unión y Progreso, disolver  todas las asociaciones armenias, arrestar a los armenios que en cualquier tiempo hayan trabajado contra el gobierno, remitirlos a provincias como Bagdad o Mosul y eliminarlos en el camino o en el punto de su destinación.
Confiscar las armas.
Excitar la opinión musulmana por medios apropiados y adaptados en distritos como Van, Erzerum o Adaná, donde de hecho los armenios han despertado el odio de los musulmanes, y provocar matanzas organizadas, como hicieron los rusos en Bakú.
Para hacerlo, contar con la población en las provincias como Erzerum, Van, Mamuret-ul-Aziz y Bitlís y no utilizar las fuerzas militares del orden (como la gendarmería) sino aparentando detener las matanzas; por el contrario, hacer intervenir estas mismas fuerzas para ayudar activamente a los musulmanes en circunscripciones como Adaná, Sivás, Brusa, Ismid y Esmirna.
Adoptar medidas para exterminar los varones menores de 50 años, los sacerdotes y los docentes; permitir la conversión al Islam de los jóvenes y los niños.
Deportar las familias de quienes hayan escapado y obrar de tal modo de cortarles toda comunicación con su ciudad natal.
Alegando que los funcionarios armenios podrían ser espías, removerlos y excluirlos absolutamente de todo cargo o servicio importante de la administración del Estado.
Hacer exterminar del modo más conveniente a todos los armenios que están en el ejército, lo cual será confiado a los militares.
Poner en marcha el operativo en todas partes simultáneamente a fin de no dar tiempo a adoptar medidas defensivas.
Cuidar la naturaleza estrictamente confidencial de estas instrucciones que no deben ser conocidas por más de dos o tres personas.2


El triunvirato genocida
Algunos jóvenes turcos bienintencionados fueron cooptados por un grupo nacionalista extremista integrado por el triunvirato de Enver Pashá 3, ministro de Guerra; Djemal Pashá, ministro de Marina, y Talaat Pashá, ministro del Interior. Junto con otros, fueron la mano armada del exterminio y los responsables de las expulsiones de la población armenia. Otro factor se agregó: los celos o la envidia que los intelectuales armenios despertaban en los gendarmes turcos y en sus misérrimos aliados kurdos. (…)

En octubre de 1911, una reunión del Comité Unión y Progreso había resuelto el predominio exclusivo de los turcos, que debían emprender el camino de turquificación completa de todos los súbditos otomanos y eliminar creencias religiosas distintas. Sólo la fuerza de las armas puede reemplazar a la persuasión y las nacionalidades menos significativas pueden conservar a lo sumo su idioma, pero deben iniciarse para hablar y rezar en turco y no les está permitido poseer arma alguna. No habrá más partido político que el Comité de Unión y Progreso. Ni nacionalidades minoritarias y —menos aún— autónomas. Corresponde desplazar a los armenios y repoblar con inmigrantes turco-otomanos. Es decir, robustecer el proyecto con una fuerte convocatoria “panislámica”. (Después se llamará “panturanismo”.)

Las verdades de Morgenthau
El embajador de los Estados Unidos en Turquía, Henry Morgenthau, reportó secretamente a las autoridades de su país, todavía neutral, la magnitud del genocidio en un documento que se desclasificó después de finalizada la guerra. En El asesinato de una Nación, Morgenthau describe la estrategia de los genocidas: primero movilizar a los hombres armenios en “edad de batalla” y ponerlos al servicio del ejército turco. Inmediatamente hacerles perder el estado militar, desarmarlos y despojarlos de cualquier derecho civil. Enviados a trabajar en condiciones extremas en la construcción de caminos y vías férreas, recibían castigos corporales de sus capataces. Cientos de miles morirían por los trabajos forzados, la hambruna, las enfermedades sin atención médica y la vida al aire libre sin reparos para la nieve o el sol ardiente del verano. Todos serían despojados de los escasos bienes que hubieran conservado; los sobrevivientes cuya fuerza de trabajo se hubiera agotado serían eliminados desnudos.

Completado el exterminio de los jóvenes movilizados militarmente, vendría el encarcelamiento del resto de la población masculina y su exterminio a sangre fría.

Morgenthau describe un episodio acontecido en julio de 1915. En la ciudad de Harput, dos mil ex soldados son convocados al trabajo en las carreteras.

Los antecedentes de la muerte de muchos de ellos mueven a las mujeres del pueblo a pedir misericordia al jefe militar. Éste no sólo asume el compromiso de respetar las vidas de los dos mil armenios, sino que lo reafirma ante la autoridad religiosa de la región. Burlándose de ambas partes, casi todos fueron masacrados y los pocos sobrevivientes que lograron escapar dieron testimonio público de la matanza. Otros dos mil jóvenes siguieron el mismo camino, y para dejar sin fuerzas a los probables fugitivos los privaron de comida antes de ordenar a los kurdos la masacre.

Esta condena de hombres jóvenes tiene un sentido claro: que no quedara ninguno capaz de resistir y rebelarse. Y multiplicarse.

Inevitablemente hubo sobrevivientes, hombres que eludieron el reclutamiento homicida. A éstos se les prometió un destierro. Agrupados de a cuatro, de todas las edades, emprendieron las caravanas de la muerte, donde fueron muertos a hachazos y cuchilladas para ahorrarse la pólvora y las balas.

Toda la población masculina de Angora de entre quince y sesenta años fue primero despojada de sus bienes, castrada para negar cualquier posibilidad de procreación, y finalmente exterminada (sus cuerpos quedaron a merced de las aves carroñeras).

Tanto para Morgenthau como para Toynbee, el destino de las mujeres tuvo múltiples facetas trágicas. Las jóvenes fueron esclavizadas en las casas de los turcos; otras, forzadas a sumarse a los harenes, como esclavas sexuales.

Las mujeres desechadas recibieron la muerte a bayonetazos, o fueron arrojadas a los precipicios. Las martirizadas que no morían por el maltrato, la sed, el hambre, las quemaduras por el sol, las enfermedades y la locura, serían asesinadas ahí mismo donde cayesen, esqueléticas y extenuadas.

No tenían mejor suerte los que soportaron las marchas de la muerte y consiguieron llegar a los campamentos de Siria e Irak en condiciones humanamente irreconocibles. (…)

Mehmet Talaat: figura emblemática del genocidio 4
Mehmet Talaat Pashá (Kircaali, Edirne, Turquía, 1872 - Berlín, marzo de 1921) fue miembro del movimiento de los Jóvenes Turcos, funcionario estatal, Gran Visir (1917) y uno de los principales dirigentes del Imperio otomano entre 1913 y 1918. (…) Entre 1898 y 1908 desempeñó diferentes cargos en la Oficina de Correos de Salónica. Fue despedido en 1908 por ser miembro del Comité de Unión y Progreso (CUP), núcleo del movimiento de los Jóvenes Turcos. Tras la revolución de 1908, sin embargo, llegó a ser diputado por Edirne en el Parlamento otomano, y en julio de 1909 fue nombrado ministro del Interior. Fue también ministro de Correos y secretario general del CUP en 1912.

Tras el asesinato del primer ministro Mahmut Sevket Pashá, en julio de 1913, Talaat Pashá volvió a ser ministro del Interior en el gabinete de Said Halim Pashá.

Antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, Talaat era partidario de las potencias aliadas. En 1914, sin embargo, bajo la influencia de Ismail Enver Pashá, ministro de Guerra, el Imperio otomano entró en el conflicto con las potencias aliadas al apoyar a Alemania. Como ministro del Interior, Talaat fue el principal responsable de la deportación de los armenios hacia Siria y Mesopotamia. La deportación letal formaba parte de una estrategia de exterminio masivo de la población armenia del Imperio otomano. Se le atribuye una serie de telegramas dirigidos al gobernador de Alepo con órdenes inequívocas de acabar con los armenios.

En una reunión del CUP, Talaat mocionó y se aprobó por unanimidad “el exterminio de los armenios hasta el último individuo”. El programa del Comité, inspirado por Talaat y Behaeddin Shakir, era descarnadamente macabro. En la primera sesión de las Formaciones Especiales —equivalentes a las SS de los nazis— el CUP asumió: “…una responsabilidad importante y seria, y si no cumplimos con esa responsabilidad como es debido, no podremos escapar a la venganza de los armenios. Debemos decidir con el ministro del Interior cuáles de las ciudades y de las aldeas donde hay armenios serán las primeras en ser exterminadas y desplazaremos a cada una de esas áreas los grupos necesarios de esas fuerzas. Éstas esperarán la llegada de los contingentes armenios en varios puntos convenientes del camino que señalaremos. Talaat, ministro del Interior, a su turno, ordenará a los funcionarios ejecutivos de esas ciudades que a lo largo de la ruta designada evacuen a los residentes armenios hacia un lugar determinado, a razón de dos grupos por día, bajo la vigilancia de la policía militar; explicarán que esa acción es necesaria para alejarlos del teatro de la guerra. Después de recibir tal orden, oficiales de la policía reunirán a los armenios y comenzarán a exiliarlos, bajo vigilancia, por tandas y por determinadas rutas. Cuando hayan llegado al lugar donde estarán estacionados los grupos de chetteh (…) [bandidos], los guardias los entregarán a esos chetteh y regresarán. Entonces los chetteh darán muerte hasta el último de los armenios y para impedir consecuencias perjudiciales para la salud pública los arrojarán en fosas cavadas con antelación y los cremarán. Por este medio habrán cumplido totalmente la tarea de exterminio. El dinero, alhajas y otras pertenencias personales de estos armenios serán distribuidos entre los chetteh”. 5

(…) En 1917, Talaat se convirtió en Gran Visir, pero dimitió el 14 de octubre de 1918, poco antes de la capitulación otomana ante los aliados y del armisticio de Mudros. En noviembre se exilió en Berlín junto a Ismail Enver Pashá y Ahmed Djemal Pashá, miembros del triunvirato genocida.
(…)

Nada cambió con Mustafá Kemal. ¿Modernidad y genocidio son compatibles? 6
Mustafá Kemal, el padre de la llamada “Turquía moderna”, nació otomano en territorio griego ocupado. En su currícula de gobernante sólo pudo acumular los títulos de su paso por las instituciones militares y su experiencia política iniciada en el Partido de los Jóvenes Turcos. Cursó la escuela secundaria en un liceo militar turco en Grecia. Egresó en 1905 de la Academia Militar de Monastir, una institución de enseñanza terciaria. A poco de asumir su rol en la base militar a la que fue destinado, comienza a incursionar en la vida política al unirse a los Jóvenes Turcos y al Comité de la Unión y el Progreso (CUP), y a compartir los proyectos conspirativos del grupo.

La primera acción del CUP fue destronar al sultán turco Abdul Hamid II, el mismo que entre 1894 y 1896 había sido responsable del asesinato masivo de aproximadamente 300.000 armenios. Los líderes armenios los apoyaron, creyendo que se abría para las minorías una etapa de tolerancia y de respeto. A corto plazo habrían de lamentar el error: el triunvirato genocida integrado por Enver, Djemal y Talaat copó el CUP y los Jóvenes Turcos —cadetes y jóvenes oficiales militares y estudiantes universitarios— abdicaron de su corto pasado progresista y fueron instigadores y ejecutores, como los que más, del exterminio armenio con la excusa inconsistente de que eran aliados y cómplices del enemigo ruso.

Pasado militar y dirigente republicano
Como oficial, Kemal obtiene dos victorias, una en Tripolitania durante la guerra ítalo-turca (1911-1912) y la otra en la guerra balcánica de 1912-1913. Ya como general, vence en los Dardanelos (1915), pero igualmente sobreviene la derrota turca.

Está en contra del armisticio de Mudros y, desde el Partido Nacionalista (de su creación), organiza la resistencia.

Siendo presidente de la Asamblea Nacional, enfrenta militarmente a los griegos y a los armenios y les quita los territorios que habían ganado por el Tratado de Sèvres, usurpación que posteriormente perfecciona el Tratado de Lausana.

Proclama la independencia de la República de Turquía y promete un país europeizado. Sus principales rasgos, nada menores pero insuficientes, fueron la abolición del sultanato, la implantación de la monogamia, un sistema educativo y legal laico y la introducción del calendario gregoriano y el alfabeto latino. Muy importante: prohibió el uso del fez, un gorro muy popular…



La Turquía moderna
La “Moderna Turquía” que fundó Kemal se constituyó el 29 de octubre de 1923. La historia oficial del Estado turco atribuye invariablemente la tan mentada “modernización” a este general del ex Imperio turco-otomano que gobernó Turquía entre 1923 y 1938. Es cierto que introdujo reformas inspiradas en las experiencias occidentales, pero se sumó incondicionalmente a las atrocidades que fueron calificadas, con razón, como el genocidio de un millón y medio de armenios. Fue además su continuador.

Cuando fue procesado por la Corte Marcial de Constantinopla en los juicios iniciados contra los genocidas, el 28 de enero de 1919, trató de ocultar su responsabilidad en el exterminio, mintiendo sobre su pasado: “Me he sometido con obediencia a la citación de esta corte constituida por decreto imperial. Los que me conocen se asombrarían de mi comparecencia. Los pashás que perpetraron esos crímenes inauditos e inconcebibles y que así arrastraron al país a la situación actual para asegurar sus intereses personales, suscitan aún problemas. Ellos instauraron todas las formas de la tiranía y organizaron las deportaciones, rociaron con petróleo a los niños de pecho, violaron a las mujeres y a las adolescentes en presencia de sus padres apaleados y heridos, separaron a las jóvenes de sus madres y sus padres, confiscaron sus bienes muebles e inmuebles y los exiliaron hasta Mosul en un estado lamentable, ejerciendo toda clase de violencias. Embarcaron a bordo de lanchas a millares de inocentes y los arrojaron al mar. Hicieron anunciar por heraldos la obligación de los no-musulmanes fieles al gobierno otomano de renegar de su religión y de abrazar el islamismo; los coaccionaron a esa conversión; hicieron caminar durante meses enteros a ancianas hambrientas; los constriñeron a trabajos forzados. Arrojaron a las jóvenes en casas de tolerancia establecidas en condiciones espantosas y sin precedentes en la historia de ninguna nación”.7  (…)

La derrota del Imperio turco en la Primera Guerra Mundial generó las condiciones para que Mustafá Kemal —por entonces, un alto oficial del perdidoso ejército expansionista— descubriera sus dotes políticas, que tanto le permitieron negociar con Lenin como con Francia e Inglaterra, comprometiéndose con todos para saltar por sobre los restos del Imperio y sobre ellos levantar una república. 8

…En el haber de Mustafá Kemal y sus partidarios está acreditado:
1) El exterminio de las poblaciones armenias de Cilicia y la profanación de sus templos y monumentos.
2) El incendio y la destrucción de Esmirna en septiembre de 1922, donde fueron asesinados cientos de miles de griegos y armenios.
3) La reivindicación histórica de Talaat, el mayor responsable de la ejecución del Genocidio Armenio. Talaat, genocida, fue ejecutado en las calles de Berlín en 1921. Hitler devuelve sus restos a Turquía en 1943. Hoy Talaat tiene un mausoleo en Shishli, Estambul, en la colina Hurriyet Tepesi. En el 60º aniversario de su muerte recibe honores oficiales. ¿Es posible imaginar un monumento a Eichmann o Himmler en Alemania o uno a Videla en Argentina?
4) Haber dejado sin efecto las condenas impuestas por un tribunal turco (1919) a los responsables oficiales de las matanzas de los armenios.
5) La esclavización forzada de más de cien mil niños y jovencitas armenias, huérfanas del genocidio, en harenes turcos. La turquificación forzada de niños armenios en colegios especiales donde se les borró la identidad. Mustafá Kemal confió este trabajo, entre otros, a Halide Hanum, la activista “conversora” de identidades.
6) Las matanzas y deportaciones de kurdos desde 1923 hasta nuestros días, con mayor intensidad durante 1926.
7) Ignorar las obligaciones adquiridas en el controvertido Tratado de Lausana (1923) respecto de las minorías que habitaban en territorio turco (los armenios eran mayoría en sus territorios antes del genocidio).
(…)
La historia oficial de la fundación del “moderno Estado turco” se atiene al artículo 301 del Código Penal turco, que castiga cualquier agravio público a la “identidad turca”, tanto como de la prohibición tácita del término Genocidio Armenio, que se castiga con prisión.
El periodista armenio y ciudadano turco Hrant Dink pagó con su vida el “atrevimiento” de escribir en su periódico Agos que los acontecimientos de 1915 fueron un genocidio. Pocos son por ahora los intelectuales turcos que sí se atreven a enfrentar la verdad histórica. El profesor Taner Akcham es uno de ellos. Pero cada vez son más.
La presente solicitada, firmada por instituciones armenias de Argentina, Uruguay y Brasil, es la respuesta a algunos artículos periodísticos, notas en fascículos, libros (¡inclusive, de educación escolar!) en los que últimamente se publican escritos ponderando la actuación política de Mustafá Kemal como “modernizador de Turquía”.9

Esclavitud y venta de las mujeres
En tiempos del gobierno de los Jóvenes Turcos, el exterminio diezmó la población de armenios jóvenes y adultos. Las madres murieron por los castigos, el hambre y el frío en un destierro sin fin hacia el desierto de Siria. Sus hijos les fueron arrebatados de su seno y terminaron su infancia en orfelinatos o dados en propiedad a familias turcas, donde fueron obligados a perder su identidad y asumir una religión, una nacionalidad y un estado civil que negaba u ocultaba su pasado armenio. El destino de las mujeres, niñas y jóvenes, fue un martirologio diferente: la esclavitud. Ocurrió antes de Kemal y durante Kemal.

Un informe elaborado en 1925 por el estadounidense William T. Manning para la entonces Liga de las Naciones (el organismo que sería reemplazado
después de la Segunda Guerra Mundial por la ONU) denuncia: “...más de 100.000 mujeres y niñas armenias están retenidas bajo viles y aborrecibles condiciones de cautiverio en los harenes turcos. Esto significa que esas mujeres cuyos maridos fueron asesinados, están encerradas por la fuerza junto a las “esposas” de los asesinos. Significa que las pequeñas cuyos padres armenios fueron masacrados están a la venta para cualquiera que quiera comprarlas y sujetas a la absoluta voluntad de sus compradores. Chicas armenias tan refinadas y educadas como cualquiera en Estados Unidos, sin padres o hermanos protectores, están viviendo en una esclavitud para ellas mucho peor que la muerte, sin esperanzas, en manos de sus propietarios turcos. No es admisible que se nos obligue a establecer relaciones amistosas con la Turquía kemalista, ya que al ratificar el Tratado de Lausana “significa que nuestro país asistiría en silencio a esas abominaciones, que absolvería la política del actual gobierno turco, y que haría caso omiso de sus promesas y obligaciones”.

Un cable especial para The New York Times del 23 de diciembre de 1925 informa: “...distintas sociedades misioneras están comprando jóvenes cristianas (armenias) a 5 dólares por cabeza para salvarlas de los horrores que implicaría ser convertidas en prisioneras de los turcos, aunque al menos 3.000 se encuentran ya cautivas. Las jovencitas son tatuadas en el rostro para señalarlas como fugitivas que deben ser devueltas a sus dueños en caso de fuga. A los harenes turcos se llevan adolescentes de cerca de 14 años, mientras que las menores son arrendadas a kurdos y árabes para trabajar en sus campos hasta que alcanzan la edad apropiada para su venta a los harenes turcos”.

Ya en ese tiempo se estimaba que había entre 100.000 y 400.000 jóvenes y niños armenios esclavizados en harenes turcos.

En opinión de George Horton, cónsul general de Estados Unidos y testigo ocular de la destrucción de Izmir en 1922, Kemal masacró al menos 125.000 armenios en esa región y esclavizó a miles de jovencitas (el número en este caso supera las 25.000).

En páginas anteriores quedó claro cómo fueron asesinados los armenios y armenias mayores. En cambio, se seleccionaban las mujeres jóvenes y los niños menores de 12 años para su puesta en venta al mejor postor. Fueron numerosos los casos de suicidios de mujeres armenias para quienes por su educación, hábitos sociales e inclusive por su religión era ignominioso el casamiento forzado con un turco, la prohibición del uso de su propio idioma, sujeta al servicio enfermizo de la otra u otras esposas turcas.

Las que tuvieron la suerte de ser rescatadas, en Alepo entre otros lugares, portaban tatuajes en la cara que las marcaba de por vida.

Niñas armenias de tez blanca eran “cebadas” hasta cumplir los 14 años para ser vendidas como el ganado en una feria.

La responsabilidad de Kemal es inocultable. Concurrió a las negociaciones de Lausana dos meses después del saqueo e incendio de los barrios armenios de Izmir, la violación y esclavización de miles de mujeres y jóvenes armenias, la masacre de 100.000 civiles indefensos, la expulsión con las armas de más de 300.000 hombres, mujeres y niños armenios a quienes sólo se les permitió llevar consigo sus harapos.

Fue más cruel que Abdul Hamid, llamado el “Gran Asesino de Oriente”. En realidad, perpetuó el Holocausto iniciado en 1915.

Kemal creó las “Comisiones para las Propiedades Abandonadas”, que en realidad vendían a los turcos las propiedades legítimas de los armenios que el Estado turco asesinó o expulsó.

Los genocidas nunca ocultaron sus intenciones10
Sus testimonios
En virtud de las facultades otorgadas por la Constitución, se estableció la igualdad entre musulmanes y cristianos… pero ése es un ideal irrealizable. Ante el Shariat, ante nuestra historia y el sentir de cientos de miles de musulmanes, los cristianos se complacen en oponerse a los intentos de otomanismo y representan una muralla infranqueable para la igualdad jurídica.

Tratamos infructuosamente de transformar al infiel (guiavur) en un otomano verdadero; y esos intentos fracasarán indudablemente, en la medida en que los países pequeños de la península balcánica se dediquen a introducir ideas separatistas en la población de Macedonia. Por lo tanto, no puede haber cuestión de igualdad mientras no hayamos otomanizado al Imperio; en lo relativo a nuestra labor —trabajo largo y arduo— me atrevo a vislumbrar que, sin embargo, habremos de triunfar… Hoy sólo queda un medio: aniquilarlos por la fuerza de las armas. Es necesario adoptar una política centralizadora e imponer el panturquismo recurriendo, en caso necesario, al exterminio de los disidentes.11

Los Jóvenes Turcos no pueden otorgar las libertades reconocidas en la Constitución restablecida en 1908. Los Jóvenes Turcos no pueden resolver la cuestión con eliminaciones parciales como las efectuadas durante el régimen de Hamid. Los Jóvenes Turcos no pueden aplicar las reformas exigidas por los armenios y abortar las finalidades del gobierno, ya que las reformas conducirían a la independencia de los armenios.
Por todo lo cual, propongo al Congreso el exterminio total de los armenios del Imperio otomano; es necesario aniquilarlos. Para llevar a cabo este propósito hay que actuar, frente a todas las dificultades, absueltos de conciencia, de sentimientos de humanidad, pues la cuestión no es de conciencia ni de sentimientos humanitarios: es sólo de índole política, íntimamente vinculado con el beneficio y futuro de Turquía.
Así terminará inmediatamente la Cuestión Armenia.
El gobierno turco se liberará de la intromisión extranjera en sus asuntos internos.
El país se desembarazará de la raza armenia y así brindará un amplio campo a los turcos.
Las riquezas de los armenios pasarán a ser propiedad del gobierno turco.
Anatolia será territorio habitado exclusivamente por turcos.
Se aplastará el obstáculo más importante para el logro del ideal panturánico.12

Bastan ambas resoluciones adoptadas en la reunión secreta de Salónica del Comité Unión y Progreso para comprender la clara decisión de exterminar, lisa y llanamente, a los armenios. Los textos siguientes confirman explícitamente esta decisión.

“Es probable que los cadáveres arrastrados desde el río Éufrates hacia el sur pertenezcan a los armenios muertos durante el movimiento rebelde.”13

A los comandantes militares:
En vista de la actual situación se ha decidido, por orden imperial, el exterminio total de la raza armenia. A tal efecto, se cumplirán las siguientes operaciones: 1) Los súbditos otomanos mayores de 5 años de edad que tengan nombre armenio y residan en el país, serán sacados de la ciudad y muertos; 2) los armenios que presten servicios en los ejércitos imperiales serán separados de sus divisiones sin crear incidentes, conducidos a los lugares deshabitados, apartados de la vista del público y fusilados; 3) los oficiales armenios del ejército serán puestos en prisión en sus respectivas bases militares hasta nuevo aviso. Cuarenta y ocho horas después de que las instrucciones expuestas sean comunicadas a los comandantes militares, se impartirán órdenes específicas para su ejecución. No debe efectuarse acción alguna al respecto, salvo los preparativos preliminares.14

¿Se están ajustando las cuentas a los armenios deportados de ese lugar? Infórmennos acerca de los detalles de su muerte o aniquilamiento, o si sólo los están sacando de la ciudad y desterrándolos.15

Ha sido precedentemente comunicado que el Gobierno, por orden de la Asamblea, ha decidido exterminar totalmente a los armenios que viven en Turquía. Quienes se opongan a esta orden no pueden ejercer función alguna de gobierno. Sin miramientos hacia las mujeres, niños e inválidos, por trágicos que sean los medios de traslado, se debe poner fin a sus existencias.16

“Para liquidar la Cuestión Armenia es necesario liquidar a los armenios.”17

Es necesario destruir sus familias y los fundamentos de su organización familiar. La familia es el baluarte de la resistencia de esos dos pueblos, especialmente del armenio. Si se destruye ese baluarte, sus resistencias quedarán aniquiladas y no será necesario recurrir a matanzas, ya que desaparecerán por sí mismas las instituciones nacionales.18

Si esta liquidación no llega a ser general y definitiva, desde el punto de vista práctico sólo nos ocasionará trastornos. Es necesario que la nación armenia sea desarraigada, que no quede en nuestro territorio un solo armenio. Estamos en guerra: jamás se nos presentará mejor oportunidad. Las intervenciones y las protestas de las grandes potencias serán olvidadas e intrascendentes ante el hecho consumado. Esta vez el aniquilamiento de los armenios será total.19

“Queme, golpee, mate.”20

Se decidió exterminar a todos los armenios, sin dejar uno solo con vida. El Partido reconoció al gobierno la más amplia legitimidad al respecto. El gobierno dará a los gobernadores y comandantes de ejército las indicaciones necesarias referentes a la organización de la matanza. Los representantes del Partido se ocuparán, en los lugares en que se hallan, de colaborar en este asunto e impedir que cualquier armenio reciba ayuda o cooperación.21

Se resolvió el total aniquilamiento de los armenios y por ese motivo estamos obligados a recurrir a medios excesivamente sanguinarios. Por ahora, exterminen a los armenios destacados.22

Por consiguiente, para proteger nuestro país, nuestra nación, nuestro gobierno y nuestra religión contra la posibilidad de tal peligro, el gobierno que representa al Islam y al pueblo turco, y el Comité de Unión y Progreso, pase lo que pase, para anticiparse a la presentación de la Cuestión Armenia en cualquier lugar y forma, y aprovechando las facilidades que nos brinda el estado de guerra, han decidido acabar con esa cuestión de una vez por todas, deportando a los armenios a los desiertos de Arabia, exterminando ese elemento espurio, de acuerdo con las instrucciones secretas recibidas.
Para el cumplimiento de este plan sirven como argumentos los siguientes:
– Que las fuerzas de voluntarios armenios sirven en los ejércitos enemigos.
– Que los partidos políticos armenios actúan en el interior del país y han sido organizados para atacar por la espalda a nuestro ejército.
– La innumerable cantidad de armas y material bélico hallado por todas partes de nuestro territorio.
Con estos argumentos, nosotros, el gobierno y el Comité Central hacemos un llamado a vosotros y a vuestro patriotismo y os ordenamos que colaboréis con todos los medios a vuestra disposición con las delegaciones locales del Partido Unión y Progreso, el cual, a partir del amanecer del 24 de abril, pondrá en ejecución esta orden, de acuerdo con las instrucciones secretas.
El funcionario o agente que se oponga a esta labor sagrada y patriótica y omita la ejecución de las obligaciones que le son impuestas o proteja o encubra por cualquier medio a este o aquel armenio, será considerado enemigo de la patria y de la religión y debidamente castigado.23

“Cualquier musulmán tiene permiso para probar su sable en el cuello de un cristiano.”24

Hay que actuar rápido y con decisión. Los armenios son peligrosos como la peste. Al principio esa herida venenosa puede parecer curable, pero si un buen médico no actúa en el momento, puede llevarnos a la muerte. Si nosotros nos conformamos con las matanzas locales, como en 1909 en Adaná, podemos echar a perder todo, ya que la duda aparecerá en aquellos que estamos dispuestos a creer en el futuro. Yo tengo en cuenta a los árabes y kurdos. De esa forma, el peligro aumenta y va a ser difícil que podamos concretar las matanzas. Es indispensable exterminar a toda la nación armenia, no dejando sobre nuestro territorio ningún armenio vivo. Incluso hasta la palabra “armenio” debe ser desterrada de la memoria. La guerra nos brinda una excelente posibilidad, podemos no temer la intromisión de las grandes potencias ni de las protestas de la prensa internacional. Ellos no habrán llegado a moverse de sus lugares cuando ya esté todo terminado. La matanza debe ser general y no debe quedar ningún armenio vivo.25


1 La fuente del siguiente apartado es Pascual Ohanian, La Cuestión Armenia y las relaciones internacionales, t. III, Buenos Aires, Akian, pág. 263.
2 Foreign Office 317/4172/31307, citado por Beylerian, ob. cit., XXIX; Pascual Ohanian, Turquía, Estado genocida (1915-1923), Buenos Aires, Akian, 1986, pág. 9, citado por Ohanian, La Cuestión Armenia..., t. III, ob. cit.

3 Título usado en el Imperio Otomano.

4 Las fuentes del siguiente apartado son, entre otras, http://www.firstworldwar.com/ source/armenia_talaatorders.htm (en inglés) y Ohanian, La Cuestión Armenia…, ob. cit.

5 Mevlan Zadé Rifat, Los pliegues ocultos de la revolución otomana, Beirut, 1975, p. 117, citado por Ohanian, La Cuestión Armenia…, ob. cit., p. 255.

6 Las fuentes de este apartado son, entre otras, Douglas Balfour, John Patrick, 3rd Baron Kinross, Ataturk: The Rebirth of a Nation, Phoenix Press, 2003; Mango, Andrew, Ataturk: The Biography of the founder of Modern Turkey, John Murray, 2004; y Benoist-Méchin, J., Mustapha Kémal, ou La mort d’un empire, Albin Michel, París, 1964.

7Jean Naslian, Mémoires, Beirut, 1951, I, p. 43, citado por Ohanian, Turquía, Estado genocida..., ob. cit., p. 544.

8 A partir de aquí se reproduce el texto de una solicitada publicada por el diario Página12, 20 de enero de 2011, p. 21, citado por el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, disponible en http://www.cna.org.ar/solicitada-de-la-comunidad-armenia-publicadahoy- en-diario-pagina-12/

9 Hasta acá se reproduce el texto de la solicitada cit. en nota anterior.

10 La fuente del siguiente apartado es Ohanian, Turquía, Estado genocida…, ob. cit..

11 Declaración de Talaat, ministro de Interior de Turquía, en el Congreso Secreto del Partido Unión y Progreso, Salónica, 31 agosto/14 de septiembre de 1910.

12 Doctor Nazim Fehti, secretario general del CUP. Declaración aprobada por unanimidad en el Congreso de Salónica desde el 31 de agosto hasta el 14 de septiembre de 1910, citado por Ohanian, ob. cit.

13 Telegrama de Talaat, ministro de Interior de Turquía, al comandante del IV Cuerpo del  Ejército Turco y al gobernador de Diarbekir, fechado el 1 de julio de 1915, citado por Ohanian, ob. cit., p. 140.

14 Despacho cifrado remitido por el ministro de Guerra de Turquía a los comandantes militares, 27 de febrero de 1915.

15 Telegrama cifrado de Behaeddin Shakir, presidente de las Formaciones Especiales (Teshkiliat Mahsusé) de Turquía, a Nazim Bey, secretario responsable del Partido Unión y Progreso de Jarput, fechado el 21 de abril de 1915.

16 Telegrama de Talaat, ministro de Interior de Turquía, 15 de mayo de 1915.

17 Gran Visir Said Pashá, 1881.

18 Ahmed bey Aghaiev (refiriéndose a los armenios y griegos), en Congreso Secreto del Partido turco Unión y Progreso, Salónica, 1909.

19 Doctor Nazim Fehti, miembro el Cuerpo Ejecutivo Tripartito junto con el ministro de Educación Shukrü y el doctor Behaeddin Shakir, enlace entre el gobierno y el Partido.

20 Orden del ministro de Interior Talaat Bey, citado por Ohanian, ob. cit., p. III, nota al pie III, citado en turco (“yak, vur, oldur”) por Rafael de Nogales.

21 Doctor Behaeddin Shakir, enlace entre el Gobierno y el Partido oficialista, 18 de febrero de 1915.

22 Ibíd., 25 de mayo de 1915.

23 Circular oficial remitida por Talaat, ministro de Interior de Turquía; Enver, ministro de Guerra de Turquía; ambos en ejercicio del Poder Ejecutivo del país, refrendadas sus firmas por el doctor Nazim, secretario ejecutivo del Partido Unión y Progreso, a las autoridades locales del Imperio, fechada el 15 de abril de 1915, según Ohanian, ob. cit., pp. 22 y 23.

24 Abdul Hamid II.

25 Doctor Nazim Bey, influyente dirigente de los Jóvenes Turcos.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/mundo/el_genocidio_silenciado.php






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