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domingo, 24 de mayo de 2015

Jhon Nash refutó a Adam Smith

“En la competencia, la ambición individual sirve al bien común. Todos para sí mismos, y aquellos que se retrasen, fracasarán” Adam Smith



Adam Smith -el padre de la economía- no tenía razón cuando en 1776 en su obra "La Riqueza de las Naciones" esbozó su tesis principal -y base fundamental de toda la teoría económica moderna- de que el máximo nivel de bienestar social se genera cuando cada individuo, en forma egoísta, persigue su bienestar individual, y nada más que ello. 
Jhon Nash (Matemático, premio nobel de economía) descubre que una sociedad maximiza su nivel de bienestar cuando cada uno de sus individuos acciona a favor de su propio bienestar, pero sin perder de vista también el de los demás integrantes del grupo. Demuestra cómo un comportamiento puramente individualista puede producir en una sociedad una especie de "ley de la selva" ( O teoría Darwiniana, en otras palabras ) en la que todos los miembros terminan obteniendo menor bienestar del que podrían. Con esta premisa, Nash profundiza los descubrimientos de la Teoría de los Juegos, descubierta en la década del '30 por Von Neumann y Morgestern, generando la posibilidad de mercados con múltiples niveles de equilibrio según la actitud que tengan los diferentes jugadores, según haya o no una autoridad externa al juego, según sea el juego cooperativo o no cooperativo entre los diferentes jugadores. De esta manera, Nash ayuda a generar todo un aparato teórico que describe la realidad en forma más acertada que la teoría económica clásica. 


En el libro "Hitler ganó la guerra"de Walter Graziano, habla de como Nash refutó a Smith y pone el siguiente ejemplo : 

"Por ejemplo, tomemos el caso del fútbol. Supongamos un equipo en el que todos sus jugadores intentan brillar 
con luz propia, jugar de delanteros y hacer el gol. Más que compañeros, serán rivales entre sí. Un equipo de esas 
características será presa fácil de cualquier otro que aplique una mínima estrategia lógica: que los once integrantes se ayuden entre sí para vencer al rival. ¿Cuál cree el lector que será el equipo ganador? Aun cuando el primer equipo tenga las mejores individualidades, es probable que naufrague y que, incluso hasta 
individualmente, los miembros del segundo equipo luzcan mejor. Esto, ni más ni menos, es lo que Nash descubre, en contraposición a Adam Smith, que sugeriría que cada jugador "haga la suya".
 

Vamos con otro ejemplo, tonto si se quiere, que es el siguiente: En una evaluación, en un momento dado el profesor se retira del aula, quedando los 5 alumnos solos. La evaluación consistía de 5 preguntas y cada alumno sabía una sola de las 5 respuestas. Ahora digo yo, ¿Es mejor unir a las 5 y alcanzar el bien común (Aprobar el examen) o que cada uno responda solo una pregunta ?.. 


Después del ejemplo, Graziano, se pregunta como economista la veracidad de esa tesis y corrobora que lo es, entonces investiga por qué es que se mantiene en el anonimato durante tanto tiempo especialmente para “miles y miles de economistas”. Al ser la base central de la teoría económica: el individualismo y la libre competencia quedarían así puestas de lado. A partir de este planteamiento Graziano ensaya una reacción en cadena de demoliciones de teorías, doctrinas y escuelas de economía como la de Chicago. La respuesta que ensaya es que “la historia la escriben los vencedores”; 

Walter termina el capitulo de la siguiente manera : 

Por lo tanto, el descubrimiento de Nash acerca de la falsedad de la teoría de Adam Smith debería haber puesto en estado de alerta y en emergencia a la comunidad de los economistas en el planeta 
entero. Ello, por supuesto, no ocurrió, en buena medida debido a que sólo un reducido núcleo de profesionales de la economía se enteró a inicios de los años '50 de la verdadera profundidad de los descubrimientos de Nash. 

Puede pensarse, entonces, que un saludable revisionismo sería una verdadera actitud científica frente a lo acontecido. Sin embargo, nada de esto ocurrió ni ocurre en la economía. Los economistas, no sólo en carreras de grado, sino también en las de posgrado, tanto en Argentina como en el exterior, no reciben información alguna acerca de que la base fundamental de la economía es una hipótesis demostrada incorrecta, nada menos que desde las propias matemáticas. Además de carecer de información alguna en ese sentido, se les enseña enormes dosis de teorías y modelos económicos desarrollados desde la década del 50, precisamente cuando ya esa incorrección se conocía en pequeños e influyentes núcleos académicos, los que no sólo entronizan la premisa básica del individualismo smithsoniano, sino que intentan universalizar para todo momento del tiempo y del espacio los desarrollos económicos clásicos y neoclásicos iniciados por el propio Smith.