Hay cosas que no nos enseñan en la escuela. Por ejemplo que esa matanza que hace el general Roca en la campaña al desierto fue financiada por la Sociedad Rural Argentina, la misma que existe actualmente. No se nos ha dicho tampoco que el presidente Avellaneda que es el verdadero responsable de esa campaña, hace luego el reparto de tierras a mil estancieros de la SRA. Les entrega 42 millones de hectáreas. Al presidente de la SRA –lo dice la documentación- José María Martínez de Hoz, bisabuelo directo del ministro de Economía de la dictadura de Videla- se le entregan dos millones 500 mil hectáreas. Son 2.500.000 manzanas. Y todos los demás están los campesinos de siempre: Pereyra Iraola, Anchorena, Unsué. Todos no menos de 500 mil hectáreas. Así se formaron los grandes latifundios argentinos. También se le da gran cantidad de tierras a todos los oficiales que intervinieron en la matanza de los pueblos originarios. Y a Roca se le dan 60 mil hectáreas de regalo en tierras que él mismo elige en Guamini. Funda la Estancia La Larga –que es propiedad de los bisnietos de Roca que son Alvear.
Roca reestablece la esclavitud
Los avisos de los diarios de la época: Hoy, entrega de indios a toda familia que lo requiera se le entregará un indio como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero. En las plazas públicas de Buenos Aires se hizo la entrega pública de indios. Se reinstala la esclavitud que había sido abolida en la gloriosa asamblea del año 1813. Luego se envían mas de 8 mil indios prisioneros a trabajar en los cañaverales de azúcar de Tucumán, sobre todo en las plantaciones de los Pose, parientes de Roca. Hay una carta de Roca que le dice al gobernador de Tucumán que por favor no traiga más esos indios haraganes del Chaco. “Yo le voy a mandar Ranqueles y Mapuches que son muy trabajadores y pueden trabajar un montón de horas por día”. Esto es en lo que cayeron esos ideales de mayo.
De la Sociedad Restauradora a la SRA
Los que nunca se nos enseñó en la historia, es que la Sociedad Restauradora de apoyo a Juan Manuel de Rosas, estaba integrada por estancieros: Anzorena, Unsué, Pereyra de Iraola. Todos cuyos descendientes presiden la Sociedad Rural. Ellos fueron los que le apoyan a Rosas en su primera campaña al desierto. Rosas emite partes que dicen que fueron muertos mil salvajes y traídos otros tantos para trabajar en nuestros campos. A Rosas se le regala la isla de Choele Choel pero pide que le den la misma cantidad de hectáreas en tierras más cercanas a Buenos Aires así tiene tiempo de ir a visitarla. Esa sociedad Restauradora se diluye cuando cae Rosas, y pocos años después, en 1864, se funda la Sociedad Rural Argentina, que es la que financia la campaña al Desierto de Roca.
Belgrano y su defensa de los pueblos originarios
Hay que leer estos increíbles documentos de Manuel Belgrano sobre los pueblos originarios. Cómo los defiende, como retrata en sus escritos la esclavitud terrible que sufrieron bajo los españoles. La mita, la encomienda, el yanaconazgo, esas tres formas de esclavitud. Cuando él hace la expedición al Paraguay señala que se le van a devolver las tierras comunitarias, se les va a dar la libertad y terminar para siempre la esclavitud. Y dice que recurría a la Junta de Mayo para que se le den préstamos para la compra de elementos para la agricultura y la cría de ganado, dice Belgrano en Diciembre de 1810. Hay que ver también los textos de Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli y Mariano Moreno sobre la defensa de los pueblos originarios. En 1813 la asamblea termina con la esclavitud de los de acá y de los africanos que habían sido traídos por los españoles porque no les alcanzaba los que tenían.
De la zanja de Alsina a Roca
Los estancieros se quejaron ante el gobierno de Avellaneda de que los indios son ladrones y se roban las vacas. Entonces Avellaneda le dice a su ministro de Guerra, Alsina, que presente un plan para acabar con el robo. Alsina dice que los pueblos originarios no tienen sentido de la propiedad. Para ellos pertenece a la naturaleza. No pueden entender que una vaca pertenece al señor Martínez de Hoz. Entonces, propone hacer una zanja a lo ancho de todo el país. Desde el Océano a la Cordillera, de 5 metros de profundidad por 3 de ancho. Van a cruza, pero no van a poder hacer saltar a las vacas. Así los indios van a comprender que no pueden llevarse las vacas. Comienza la construcción. Se hicieron más de 300 kilómetros. Pero para mala suerte de los pueblos originarios Alsina se muere y viene Roca. Roca dice que hay que imitar a los Estados Unidos, que eliminaron a los pieles rojas y a los Siux con el Remington.
Atalivar
El general Roca pide que se compren 10 mil Remington. Sarmiento, muy pícaro, se pregunta por qué compró 10 mil si había 2 mil soldados. ¿Adónde se fueron los otros 8 mil? Por eso Sarmiento inventa el verbo atalivar, porque el que le manejaba los negocios –los negociados- a Roca fue su hermano mayor Atalivar Roca. Entonces Sarmiento siempre escribía: “El general Julio Argentino Roca hace sus negocios y su hermano Ataliva”. Punto. Que quería decir “cobra la coima”.
Estación y francesa propia
Roca terminó con su estancia La Larga en Guamini. 60 mil hectáreas en posesión de los bisnietos de Roca de apellido Alvear. Allí, cuando Roca hace el negocio con los británicos para hacer el Ferrocarril Sur que iba a General Roca, hizo ponerse una estación en su estación, porque él tenía ahí su querida francesa. Y entonces los sábados el señor presidente de la Nación se iba en el tren Sud y era el único pasajero que se bajaba en la estancia La Larga, y ahí caminaba 20 metros y lo esperaba su querida francesa en la mansión que le hizo hacer. Todo esto lo cuentan los diarios de la región.
Preso por Arbolito y Rauch
Arbolito le cortó la cabeza al coronel Rauch contratado por Rivadavia para exterminar a los indios Ranqueles. Le decía así porque tenía el pelo muy largo y de lejos parecía un arbolito. Rauch era un teniente coronel prusiano. Ese Rauch era un verdadero genocidio. Arbolito lo esperó en una hondonada, le volteó el caballo y enseguida le cortó la cabeza. Yo di una charla en la localidad bonaerense de Coronel Rauch en 1963. Me invitó la Biblioteca Pública. Yo hablé de Rauch y leí sus comunicados. El primero dice textualmente: “Hoy para ahorrar balas hemos degollado a 27 ranqueles”. No dice para qué degolló a los ranqueles. Lo importante era el ahorro de balas. Era un coronel occidental y cristiano. El otro comunicado era mas filosófico y dice: “Los ranqueles no tienen salvación porque no tienen sentido de la propiedad”. Y el tecero era un visionario: “Los ranqueles son anarquistas”. Tiene razón, si son anarquistas hay que terminar con ellos. Realmente hizo un genocidio con los ranqueles y este arbolito hizo justicia. Cuando terminé la charla le propuse a los vecinos que le pidan cambiar el nombre del pueblo de Rauch a Arabolito. Pero cuando hice ese pedido, todo el mundo rajó, salvo dos viejitos de primera fila que me aplaudieron pero sin sonido. Así me fue: estaba en el gobierno la dictadura que había derrocado a Fronidizi y estaba Guido. Y el ministro del Interior era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto de aquel prusiano. Estuve 63 días presos. Y para humillarme me llevaron al cárcel de mujeres de Riobamba.
14 dictaduras
Yo he tenido una vida larga. Pasé 14 dictaduras militares. Nací en el año 27, el mismo año de Rodolfo Walsh y David Viñas. Las dictaduras, la muerte de los queridos amigos. No nos queda otra cosa que tratar de hablar de nuestras experiencias para ver si encaminamos a la sociedad.
26-10-2010. El escritor, periodista e investigador Osvaldo Bayer, aseguró que ningún gobierno tocó jamás a la Sociedad Rural Argentina, que es “la misma que financió la campaña al Desierto” del general Roca. En un diálogo de más de dos horas con el programa La Palangana, Bayer habló del gobierno nacional (“no habrá democracia verdadera mientras haya villas miseria”, dijo); de la situación de Europa hoy, y -sobre todo- de su película Awca Liwen. Estas son algunas definiciones del autor de La Patagonia Rebelde.
José Toribio Martínez de Hoz fue uno de los socios fundadores de la presente Sociedad Rural Argentina -SRA- el 10 de julio de 1866. Antes había liquidado a la vieja SRA, fundada y disuelta por su padre, Narciso, sobrino y heredero del primer José Martínez de Hoz, que inició la zaga de la Familia Martínez de Hoz que habitó en las pampas.
Junto al apellido, José Toribio –como primogénito de once hermanos– heredó el nombre de pila, dos explotaciones agropecuarias, la afición por la política y la aptitud para los negocios. Estas últimas actividades las desarrolló juntas: fiel a la tradición familiar, la vida pública de Martínez de Hoz sirvió de eficaz vehículo para promover y proteger sus propios intereses económicos.
Como senador nacional por Buenos Aires y miembro de la Convención Nacional que produjo la Reforma de 1860 a la Constitución de la Nación Argentina, José Toribio fue un entusiasta de la “Conquista del Desierto”, que a diferencia de la Campaña de Rosas al Desierto –ejecutada por Juan Manuel de Rosas y financiada por su padre, entre otros estancieros-, no sólo pretendía repeler a losmalones de los indios sino que él era más drástico ya que tenía como objetivo terminar con el problema del indio.
Las batallas contra el cacique Calfucurá (cacique chileno) y su Gran Confederación de las Salinas Grandes se extendieron desde 1855 hasta 1872. En ese lapso, Martínez de Hoz, al frente de las distintas versiones de la Sociedad Rural, recaudó y aportó fondos frescos para la conquista que emprendió el general Julio Argentino Roca.
La Conquista del Desierto fue exitosa entendida como la eliminación de los malones aborígenes y la incorporación efectiva de las tierras en la República Argentina. Esta pacificación permitió un brusco salto en la producción y exportación de materias primas. Hasta la derrota de Calfucurá, la superficie sembrada de trigo era de 130 mil hectáreas. Cuatro décadas más tarde, la superficie triguera había ascendido a más de seis millones de hectáreas. La consolidación del capitalismo agroexportador tuvo resultados meteóricos: mientras que en 1871 se exportaron 9 toneladas métricas de trigo, en 1908 se comercializaron más de tres millones de toneladas.
Los Martínez de Hoz, los Stegman, los Olivera, los Madero y los Casares, entre otras familias fundadoras de la SRA, fueron las beneficiarias directas de la expansión territorial. Por sus “aportes patrióticos” a la Conquista del Desierto, fueron retribuidos por el estado argentino con millones de hectáreas a lo largo y ancho del país. Fue el comienzo de un país gobernado por las estipres agropecuarias que, bajo la consigna lograda de una “Argentina granero del mundo”, creó una rica burguesía del sector primario, que postergó el arribo de la segunda revolución industrial y que sujetó la economía nacional a los vaivenes de los precios de los cereales y de las carnes en el mercado internacional.
Pero José Toribio no alcanzó a ver las consecuencias de su obra. Murió prematuramente en 1871, a los 48 años.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) da cuenta de las consecuencias: hay 80 mil propietarios en la región pampeana, sólo 1.250 acaparan el 35% de la tierra (9.000.000 ha). Los 50 principales propietarios cuentan con 2.400.000. De las 35 familias tradicionales que concentraban la tierra a principios del siglo XX, 30 continúan siendo grandes terratenientes. Perez Companc es dueño de 155.000, en Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Salta y Santa Fe. Los Anchorena, de 40.000. Los Gómez Alzaga, de otras 60.000. La familia Bemberg (ex Quilmes), tiene 60.000 en Buenos Aires, 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones. El mayor terrateniente privado de la Argentina es el grupo italiano Benetton, con 900.000 ha (4.500 veces la ciudad de Buenos Aires). En la década de los ’90, se otorgaron 1.773.000 has en zonas de seguridad. La norteamericana GNC SRL es dueña de 600 mil. La británica Nieves tiene 145 mil en Mendoza. Douglas Tompkins, 90 mil, entre la Patagonia y los esteros del Iberá. Dentro de sus tierras nace el río Santa Cruz, el más caudaloso de la Patagonia. El británico Joe Lewis cerró con tranqueras el acceso al lago Escondido, en Río Negro.
El heredero del emporio Lays y de Pepsi, Ward Lay, compró por 4,5 millones de dólares, 80 mil has a Benetton en Neuquén. El grupo estadounidense AIG posee en Salta 1,5 millón de has (casi el 7 % del territorio provincial). La italiana Nettis Impianti, dueña de empresas mineras, petrolíferas y gasíferas, compró en La Rioja 418 mil hectáreas en la localidad de Jagué. En Catamarca, un empresario estadounidense dedicado a fabricar helicópteros, Peter Lee MacBride, adquirió 117 mil hectáreas y pagó apenas 3,50 por cada una de ellas. Allí vivían unos 800 pequeños productores agropecuarios, que permanecen en una disputa judicial por la tenencia de la tierra.
La situación no es nueva, es fundacional de la Patria, pero se ha instalado la discusión. Y el verdadero campo está unido.
Los avisos de los diarios de la época: Hoy, entrega de indios a toda familia que lo requiera se le entregará un indio como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero. En las plazas públicas de Buenos Aires se hizo la entrega pública de indios. Se reinstala la esclavitud que había sido abolida en la gloriosa asamblea del año 1813. Luego se envían mas de 8 mil indios prisioneros a trabajar en los cañaverales de azúcar de Tucumán, sobre todo en las plantaciones de los Pose, parientes de Roca. Hay una carta de Roca que le dice al gobernador de Tucumán que por favor no traiga más esos indios haraganes del Chaco. “Yo le voy a mandar Ranqueles y Mapuches que son muy trabajadores y pueden trabajar un montón de horas por día”. Esto es en lo que cayeron esos ideales de mayo.
De la Sociedad Restauradora a la SRA
Los que nunca se nos enseñó en la historia, es que la Sociedad Restauradora de apoyo a Juan Manuel de Rosas, estaba integrada por estancieros: Anzorena, Unsué, Pereyra de Iraola. Todos cuyos descendientes presiden la Sociedad Rural. Ellos fueron los que le apoyan a Rosas en su primera campaña al desierto. Rosas emite partes que dicen que fueron muertos mil salvajes y traídos otros tantos para trabajar en nuestros campos. A Rosas se le regala la isla de Choele Choel pero pide que le den la misma cantidad de hectáreas en tierras más cercanas a Buenos Aires así tiene tiempo de ir a visitarla. Esa sociedad Restauradora se diluye cuando cae Rosas, y pocos años después, en 1864, se funda la Sociedad Rural Argentina, que es la que financia la campaña al Desierto de Roca.
Belgrano y su defensa de los pueblos originarios
Hay que leer estos increíbles documentos de Manuel Belgrano sobre los pueblos originarios. Cómo los defiende, como retrata en sus escritos la esclavitud terrible que sufrieron bajo los españoles. La mita, la encomienda, el yanaconazgo, esas tres formas de esclavitud. Cuando él hace la expedición al Paraguay señala que se le van a devolver las tierras comunitarias, se les va a dar la libertad y terminar para siempre la esclavitud. Y dice que recurría a la Junta de Mayo para que se le den préstamos para la compra de elementos para la agricultura y la cría de ganado, dice Belgrano en Diciembre de 1810. Hay que ver también los textos de Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli y Mariano Moreno sobre la defensa de los pueblos originarios. En 1813 la asamblea termina con la esclavitud de los de acá y de los africanos que habían sido traídos por los españoles porque no les alcanzaba los que tenían.
De la zanja de Alsina a Roca
Los estancieros se quejaron ante el gobierno de Avellaneda de que los indios son ladrones y se roban las vacas. Entonces Avellaneda le dice a su ministro de Guerra, Alsina, que presente un plan para acabar con el robo. Alsina dice que los pueblos originarios no tienen sentido de la propiedad. Para ellos pertenece a la naturaleza. No pueden entender que una vaca pertenece al señor Martínez de Hoz. Entonces, propone hacer una zanja a lo ancho de todo el país. Desde el Océano a la Cordillera, de 5 metros de profundidad por 3 de ancho. Van a cruza, pero no van a poder hacer saltar a las vacas. Así los indios van a comprender que no pueden llevarse las vacas. Comienza la construcción. Se hicieron más de 300 kilómetros. Pero para mala suerte de los pueblos originarios Alsina se muere y viene Roca. Roca dice que hay que imitar a los Estados Unidos, que eliminaron a los pieles rojas y a los Siux con el Remington.
Atalivar
El general Roca pide que se compren 10 mil Remington. Sarmiento, muy pícaro, se pregunta por qué compró 10 mil si había 2 mil soldados. ¿Adónde se fueron los otros 8 mil? Por eso Sarmiento inventa el verbo atalivar, porque el que le manejaba los negocios –los negociados- a Roca fue su hermano mayor Atalivar Roca. Entonces Sarmiento siempre escribía: “El general Julio Argentino Roca hace sus negocios y su hermano Ataliva”. Punto. Que quería decir “cobra la coima”.
Estación y francesa propia
Roca terminó con su estancia La Larga en Guamini. 60 mil hectáreas en posesión de los bisnietos de Roca de apellido Alvear. Allí, cuando Roca hace el negocio con los británicos para hacer el Ferrocarril Sur que iba a General Roca, hizo ponerse una estación en su estación, porque él tenía ahí su querida francesa. Y entonces los sábados el señor presidente de la Nación se iba en el tren Sud y era el único pasajero que se bajaba en la estancia La Larga, y ahí caminaba 20 metros y lo esperaba su querida francesa en la mansión que le hizo hacer. Todo esto lo cuentan los diarios de la región.
Preso por Arbolito y Rauch
Arbolito le cortó la cabeza al coronel Rauch contratado por Rivadavia para exterminar a los indios Ranqueles. Le decía así porque tenía el pelo muy largo y de lejos parecía un arbolito. Rauch era un teniente coronel prusiano. Ese Rauch era un verdadero genocidio. Arbolito lo esperó en una hondonada, le volteó el caballo y enseguida le cortó la cabeza. Yo di una charla en la localidad bonaerense de Coronel Rauch en 1963. Me invitó la Biblioteca Pública. Yo hablé de Rauch y leí sus comunicados. El primero dice textualmente: “Hoy para ahorrar balas hemos degollado a 27 ranqueles”. No dice para qué degolló a los ranqueles. Lo importante era el ahorro de balas. Era un coronel occidental y cristiano. El otro comunicado era mas filosófico y dice: “Los ranqueles no tienen salvación porque no tienen sentido de la propiedad”. Y el tecero era un visionario: “Los ranqueles son anarquistas”. Tiene razón, si son anarquistas hay que terminar con ellos. Realmente hizo un genocidio con los ranqueles y este arbolito hizo justicia. Cuando terminé la charla le propuse a los vecinos que le pidan cambiar el nombre del pueblo de Rauch a Arabolito. Pero cuando hice ese pedido, todo el mundo rajó, salvo dos viejitos de primera fila que me aplaudieron pero sin sonido. Así me fue: estaba en el gobierno la dictadura que había derrocado a Fronidizi y estaba Guido. Y el ministro del Interior era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto de aquel prusiano. Estuve 63 días presos. Y para humillarme me llevaron al cárcel de mujeres de Riobamba.
14 dictaduras
Yo he tenido una vida larga. Pasé 14 dictaduras militares. Nací en el año 27, el mismo año de Rodolfo Walsh y David Viñas. Las dictaduras, la muerte de los queridos amigos. No nos queda otra cosa que tratar de hablar de nuestras experiencias para ver si encaminamos a la sociedad.
26-10-2010. El escritor, periodista e investigador Osvaldo Bayer, aseguró que ningún gobierno tocó jamás a la Sociedad Rural Argentina, que es “la misma que financió la campaña al Desierto” del general Roca. En un diálogo de más de dos horas con el programa La Palangana, Bayer habló del gobierno nacional (“no habrá democracia verdadera mientras haya villas miseria”, dijo); de la situación de Europa hoy, y -sobre todo- de su película Awca Liwen. Estas son algunas definiciones del autor de La Patagonia Rebelde.
José Toribio Martínez de Hoz fue uno de los socios fundadores de la presente Sociedad Rural Argentina -SRA- el 10 de julio de 1866. Antes había liquidado a la vieja SRA, fundada y disuelta por su padre, Narciso, sobrino y heredero del primer José Martínez de Hoz, que inició la zaga de la Familia Martínez de Hoz que habitó en las pampas.
Junto al apellido, José Toribio –como primogénito de once hermanos– heredó el nombre de pila, dos explotaciones agropecuarias, la afición por la política y la aptitud para los negocios. Estas últimas actividades las desarrolló juntas: fiel a la tradición familiar, la vida pública de Martínez de Hoz sirvió de eficaz vehículo para promover y proteger sus propios intereses económicos.
Como senador nacional por Buenos Aires y miembro de la Convención Nacional que produjo la Reforma de 1860 a la Constitución de la Nación Argentina, José Toribio fue un entusiasta de la “Conquista del Desierto”, que a diferencia de la Campaña de Rosas al Desierto –ejecutada por Juan Manuel de Rosas y financiada por su padre, entre otros estancieros-, no sólo pretendía repeler a losmalones de los indios sino que él era más drástico ya que tenía como objetivo terminar con el problema del indio.
Las batallas contra el cacique Calfucurá (cacique chileno) y su Gran Confederación de las Salinas Grandes se extendieron desde 1855 hasta 1872. En ese lapso, Martínez de Hoz, al frente de las distintas versiones de la Sociedad Rural, recaudó y aportó fondos frescos para la conquista que emprendió el general Julio Argentino Roca.
La Conquista del Desierto fue exitosa entendida como la eliminación de los malones aborígenes y la incorporación efectiva de las tierras en la República Argentina. Esta pacificación permitió un brusco salto en la producción y exportación de materias primas. Hasta la derrota de Calfucurá, la superficie sembrada de trigo era de 130 mil hectáreas. Cuatro décadas más tarde, la superficie triguera había ascendido a más de seis millones de hectáreas. La consolidación del capitalismo agroexportador tuvo resultados meteóricos: mientras que en 1871 se exportaron 9 toneladas métricas de trigo, en 1908 se comercializaron más de tres millones de toneladas.
Los Martínez de Hoz, los Stegman, los Olivera, los Madero y los Casares, entre otras familias fundadoras de la SRA, fueron las beneficiarias directas de la expansión territorial. Por sus “aportes patrióticos” a la Conquista del Desierto, fueron retribuidos por el estado argentino con millones de hectáreas a lo largo y ancho del país. Fue el comienzo de un país gobernado por las estipres agropecuarias que, bajo la consigna lograda de una “Argentina granero del mundo”, creó una rica burguesía del sector primario, que postergó el arribo de la segunda revolución industrial y que sujetó la economía nacional a los vaivenes de los precios de los cereales y de las carnes en el mercado internacional.
Pero José Toribio no alcanzó a ver las consecuencias de su obra. Murió prematuramente en 1871, a los 48 años.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) da cuenta de las consecuencias: hay 80 mil propietarios en la región pampeana, sólo 1.250 acaparan el 35% de la tierra (9.000.000 ha). Los 50 principales propietarios cuentan con 2.400.000. De las 35 familias tradicionales que concentraban la tierra a principios del siglo XX, 30 continúan siendo grandes terratenientes. Perez Companc es dueño de 155.000, en Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Salta y Santa Fe. Los Anchorena, de 40.000. Los Gómez Alzaga, de otras 60.000. La familia Bemberg (ex Quilmes), tiene 60.000 en Buenos Aires, 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones. El mayor terrateniente privado de la Argentina es el grupo italiano Benetton, con 900.000 ha (4.500 veces la ciudad de Buenos Aires). En la década de los ’90, se otorgaron 1.773.000 has en zonas de seguridad. La norteamericana GNC SRL es dueña de 600 mil. La británica Nieves tiene 145 mil en Mendoza. Douglas Tompkins, 90 mil, entre la Patagonia y los esteros del Iberá. Dentro de sus tierras nace el río Santa Cruz, el más caudaloso de la Patagonia. El británico Joe Lewis cerró con tranqueras el acceso al lago Escondido, en Río Negro.
El heredero del emporio Lays y de Pepsi, Ward Lay, compró por 4,5 millones de dólares, 80 mil has a Benetton en Neuquén. El grupo estadounidense AIG posee en Salta 1,5 millón de has (casi el 7 % del territorio provincial). La italiana Nettis Impianti, dueña de empresas mineras, petrolíferas y gasíferas, compró en La Rioja 418 mil hectáreas en la localidad de Jagué. En Catamarca, un empresario estadounidense dedicado a fabricar helicópteros, Peter Lee MacBride, adquirió 117 mil hectáreas y pagó apenas 3,50 por cada una de ellas. Allí vivían unos 800 pequeños productores agropecuarios, que permanecen en una disputa judicial por la tenencia de la tierra.
La situación no es nueva, es fundacional de la Patria, pero se ha instalado la discusión. Y el verdadero campo está unido.
Fuente: Miradas al Sur, 02.01.11
http://glasypereira.blogspot.com.ar/2014/01/la-campana-al-desierto-fue-financiada.html